FELIZ CUMPLEAÑOS CUADERNO!!

Bueno, hoy es un día especial, después de muchas amanecidas y minutos de concentración e inspiración llegamos hasta hoy. Hace exactamente un año, aproximadamente a estas horas de la noche, tome la decisión de publicar mis pensamientos en un espacio creado para mi explosión artística y el deseo de compartirlo con mis considerados lectores.
Debo darles las gracias a todas las personas que inspiraron, y a otras que se dieron la oportunidad de leer y en algunos casos identificarse de una u otra manera con estas increíbles historias que de mi cabeza y la velocidad de mis dedos brotaban.
GRACIAS POR UN AÑO DE COMPAÑÍA.
Seguiré con el mismo deseo de compartir y leernos juntos a lo largo de los próximos años venideros, seguir llenando las hojas de mi cuaderno con experiencias personales que llenan de ALEGRIA en el presente y continúan haciéndole al llegar un nuevo día. Mi Corazón se escribe con D.
NOS LEEMOS PRONTO.
SU AMIGO Y LECTOR.

ZEROZ

No te vayas todavía

No digas mas, el reloj está a punto de marcar un nuevo día, y mis pensamientos rebotan tras una pared de pensamientos internos que no me dejan hablar, sigo sentado mirando al vacio, intentando pensar en nada, pero nada es todo cuando estas cerca. Quiero que me abraces y digas lo que sientes, pídeme que no me vaya, que no me vaya todavía, porque no se a donde iré, estoy perdido y necesito que me susurres el camino a casa. Tómame de la mano cuando este por salir de la puerta, aún quedaron palabras en el aire, regresé por ti, ahora te toca a ti, búscame, abrázame, llámame, escúchame, no me dejes ir.

Dime que el adiós puede llegar más tarde, no hay nadie esperándome, abrázame un ratito más que después de ti solo existe soledad, y sin ti, ella y yo estamos algo distantes. Escucha mi mirada, no voltees a volver a mirar el vacio.

Estaré desde lejos mirando si me esperas.

Y si te vuelvo a encontrar?

Tengo ganas de ir a buscarte, sin buscarte. Ir a los mismos lugares a los que fuimos, caminar los mismos pasos que dimos y decirte lo mismo. Volver a presentarme con la mirada y abrazarte con la sonrisa, mirarte sin bailar y soñar caminando, extrañarte a la distancia y enamorarme de ti una y otra vez... Seguiremos agregando hojas al libro. Mi corazon se escribe con D.

Carta al enemigo

La historia, no la sé. Nunca tuve la oportunidad ni las ganas de saber que fue lo que pasó. Sabia de tu existencia a los pocos días de conocerla y aunque poco me importa quién eres tú, y crees ser capaz que con recuerdos y memorias volver a conquistarla, lo mejor es que desistas en tu intento, ella ya tiene a alguien que la hace soñar, que la hace olvidar.

No voy a negar que he sentido que algunas veces los recuerdos invaden su mente por medio de canciones o situaciones pasadas, no puedo negar que tú eres parte de su pasado, que mucho tiempo antes de conocerla, tuviste la oportunidad de cuidarla, de abrazarla y hasta besarla. No puedo reclamarte nada porque al final, fuiste tú el que perdió, el que dejó ir a una gran mujer que ahora solo es parte de tu pasado y ahora, en el presente, está a mi lado.

Qué esperas lograr con todo lo que haces. Hay algunos temas que me gustaría aclarar, existen algunas características que detesto de usted, la cobardía de tus comentarios traicioneros me dan a conocer que no eres una persona decente, digna de ser un caballero que arregla las cosas como tal. Espero que cada noche al dormir duerma con la tranquilidad de saber que está jugando sucio, que no está pensando en sus actos y de toda acción viene una reacción.

No lo tome como una amenaza, solo manténgase alejado.

Cuando entraste a mi vida

Antes de conocerte, creí haber vivido lo suficiente como para crear solidas ideas y creencias propias en base a sentimientos propios. Me consideraba muy egoísta y autosuficiente, capaz de manejar mis emociones a mi antojo, capaz de controlar mis impulsos, llorar mis penas y celebrar mis logros en silencio, en la compañía de mi entrañable soledad, la única capaz de hacerme sentir “normal” en el mar de gente que intentaba ahogarme. Caminaba en un mundo imaginario, solitario, sonriente, susurrando en voz bajita, sin rumbo completando mis vacios con historias que imaginaba en el largo camino que aún faltaba por recorrer. Fueron mis historias, mis poemas, mis canciones y mis queridos personajes los que me acompañaron, en los que encontré refugio, en los que encontré diferentes tipos de emociones.

Pero faltaba algo.

Mis personajes carecían de una sustancia “humana” que los hacía imperfectos, los hacía cometer locuras, los haría sufrir, llorar, reír, soñar. Esa sustancia olvidada llamada amor. Uno a uno esos personajes fueron desapareciendo en busca de esa sustancia y cada vez mas lejos de mi mente, los empecé a extrañar, pero se fueron sin decir nada, sin siquiera despedirse, fue en ese instante en el que me di cuenta que no eran ellos el problema, si no, era yo el que había dejado de sentir, el que había dejado de imaginar, el que había perdido hasta la última gota de amor en su creación.

Cuando ya me había resignado a dejarlos ir, a enterrarlos en un libro y dejar de escribir, apareciste tú, aunque siendo sincero a la primera vista no fuiste más que una niña hermosa que se robó toda mi atención, pude darme cuenta a lo largo de la noche que eras algo mas… algo más que una distracción. Tus gestos, tus movimientos, tus palabras, tu mirada perdida y todos los secretos que guardas tras ella le dieron movimiento a un aparato inerte dentro de mi pecho y hacerlo funcionar, comenzaste a robarte mis palabras, a robarte mi respiro y comenzar a poner en duda todas mis teorías basadas en una satisfactoria soledad que ahora necesitaba de ti para compartirla. Día a día comenzaste a llenar un frasco vacio por una sustancia multicolor que me quitaba el sueño por las noches y me hacia soñar despierto durante el día.

Me di cuenta de que entraste a mi vida cuando una noche cerrando los ojos no pude recordar cuando estuve solo, como si tu llegaba hubiera borrado esos momentos y me hace creer que desde hace mucho que estamos juntos, que siempre lo estuvimos, solo que en una vida diferente, en un mundo paralelo. Y confirmé así que ya no estaba solo, que entraste a mi vida… o quizá nunca entraste, siempre estuviste pero no te pude ver hasta ahora.

Niña multicolor

Inesperada llegada de la niña multicolor
paseas alegre por el mundo de mi imaginación
vas pintando mi vida con crayolas de color
eliminando tonos grises y la lluvia sin sabor.

Corres, saltas, ríes en el paraíso de mi amor
descansa muy tranquila en los sillones de mi corazón
vienes a quedarte mi niña multicolor
estarás muy protegida en tu ubicación preferida
en mi mente, en mi corazón, en mi vida, paraíso de mi amor.

No te vayas nunca, mi niña multicolor.

El poeta enamorado

Aveces mis sentimientos resultan demasiado complicados para una hoja de papel, pero debo confesarte, que de tí me enamoré.

Me enamoré de tu mirada,
y de todo el misterio que guardas en ella.

Me enamoré de tu risa,
la que se fusiona con la mía y me hipnotiza.

Me enamoré de tus manos,
que acarician y consuelan mi tristeza.

Me enamoré de tus labios,
que me dibujan y me besan con ternura.

Me enamoré de tu voz,
que me arrulla cual dulce melodía.

Me enamoré de tu cabello,
que me da comodidad en ese lugarcito muy cerca a tu cuello.

Me enamoré de tus ojos,
que me iluminan como dos estrellas a la luz de la luna.

Me enamoré de tu sarcasmo,
que me regresa a la realidad.

Me enamoré de tus bromas,
aunque a veces un poco crueles, pero divertidas.

Me enamoré de tus miedos,
que me enseñan a buscar más salidas.

Me enamoré de tu silencio,
que guardas a mi lado y se ha convertido en nuestra compañía.

Me enamoré de tus dudas,
que me enseñan que puedo ser mejor cada día.

Me enamoré de tus sueños,
que ahora imagino algún día alcanzarlos.

Me enamoré de tus defectos,
que me recuerdan que eres real, que eres humana.

Me enamoré del destino que te trajo a mis brazos y del tiempo que paso a tu lado.

Me enamoré total y completamente de ti.

Es real

En tus brazos, puedo sentirme en casa
Y me siento como no me sentí antes
Si es que tú sientes lo mismo, házmelo saber
Por qué no hay nada peor, que morir sin conocer

Que es real, que no soy el único
Que es real, que tu no solo estás jugando
Con mi Corazón, que pide una respuesta
si es real, que es real.

Eres mi ángel que cayó a la tierra
y de tus ojos puedo ver mi futuro
No puedo estar contigo
y no es mi decisión
Decir adiós no es una opción
No digas nada por favor.

Soy una víctima más del amor
Y estoy seguro de no estar buscando dolor
Pero reconozco las señales de mi mirada
Espero que no sea muy tarde para poder cambiarla
Que es real, que no soy el único
Que es real, que tú no solo estás jugando
Con mi Corazón, que pide una respuesta
si es real, que es real.

En tus brazos, puedo sentirme en casa.

No te vayas ahora

No me dejes solo cuando más te necesito, mi vida se ha vuelto caótica estos últimos meses y no sé lo que me está pasando, se que últimamente mis reacciones han sido por lo general negativas he bloqueado todo intento de ayuda por parte de ti, porque creí poder hacer frente a todo solo.

Me equivoqué.

Ahora te pido que no te vayas ahora, cuando todo a mí alrededor me está quemando, y me consume lentamente, ya no me quedan fuerzas de seguir luchando y te necesito conmigo para continuar en esta batalla en la que vamos perdiendo por cantidad.

Por favor quédate.

No desaparezcas cuando el mundo está llamas, no desaparezcas cuando mi corazón te llama. Sé que mi locura te está llevando a un camino similar pero mira el lado bueno a las cosas, ahora todo tiene diferente sentido para ti, has abierto los ojos a un mundo lleno de colores y sentimientos que flotan en el aire. Cúlpame de tu incontenible distracción reciente, observas mas, escuchas menos. No deberíamos jugar a ser Dios y deshacer lo que el destino unió.

No te vayas ahora.

Cómo eres

Como el sol que se esconde en el fondo del mar,
Como la brisa que se funde con mis ganas de soñar
Como un barquito de madera
que guardo con recelo bajo mi escalera.
Como la frazada que en las noches de invierno me abriga

Como la espina en mi corazón
que se refugia en él y no me duele
Como las alas de un ángel que me cuida
me dan calor y siempre viene.
Como el unicornio blanco de los cuentos de hadas
vienes, te vas, regresas y vuelves a volar.

Como el agua que quiero tener,
que me deja sediento aun después de beber
Como las velas que prendo en la noche
y me dan su luz en la oscuridad,
me dan compañía frente a mi soledad.
Como la pluma que flota en el aire y se deja llevar
yo se que con el tiempo te llegare amar.

Como la niña, mi amiga, mi sueño
la mujer perfecta en toda mi vida,
la que vuela libre en el cielo,
no se deja llevar, no tiene dueño.

Me gusta cómo eres.

Regresando de vacaciones

Me pregunto cuantas veces he dejado la hoja en blanco, aun sabiendo o creyendo saber lo que quiero escribir. La maqueta mental que fabrico en mi mente, no es más que un conjunto de ideas desorganizadas que se abalanzan unas a otras tomando una postura conflictiva y confusa que crea un entorno hostil dentro de mi cabeza que no permite que los más increíbles y vagas ideas salgan a flote por el miedo a ser destruidas o lastimadas en su intento de ser escuchadas.

Tiempo, paciencia, determinación y ganas (muchas ganas) es lo que necesito para sentarme frente a una hoja en blanco y empezar a escribir. Suelo dejarme llevar por la idea más fuerte en el preciso instante en el que hago un recuento de ellas. Amor, odio, muerte, fantasía, sueños, creencias, ideas subversivas de cambiar el mundo, son las ideas más comunes en mi repertorio imaginario. Después de muchas noches sin escribir, hoy lo hago porque la licencia de “no hacerlo” ha expirado.
Luego de unas satisfactorias vacaciones frente al mar de un conocido balneario ubicado al norte de Lima, sin dejar de mencionar también, las incontables amanecidas abusando del alcohol y mi jovialidad en las reuniones con amistades conocidas, estoy relajado y ansioso por seguir compartiendo mis nuevos escritos con tod@s mis amig@s lectores del blog. Recuerden que el blog se mantiene vivo gracias a sus comentarios y visitas.

Nos leemos pronto
Con cariño para todos.

ZeroZ

En la calle

Esta noche dormiré en la calle, me recostaré en la silla de aquel parque muy cerca de ese lugar que me trae muy buenos recuerdos y me abrigaré con ellos, me envolveré en la noche pensando en nada, concentrando todo centímetro de mí para evitar las brisas congeladoras que arremeten con fuerza sobre mi alma.

Mi alma, lo único que me pertenece, lo único de lo que soy dueño, aunque siento que no debo menospreciar mis ideas, mis creaciones, mis amigos imaginarios y mis sueños. Mi cuerpo convulsiona intentando contrarrestar el frío que adormece los músculos del cuerpo y me somete a resistir una insistente presión sobre mis costillas que me van quitando la respiración, un dolor en el abdomen insoportable que se apodera de mí, que me vence en esta triste y solitaria noche de invierno.

Ya no siento mis manos, intento calentarlas con mi profundo aliento, las froto contra el piso y nada, están adormecidas, adoloridas, las siento como dos pedazos de carne congeladas. Junto los arrugados periódicos que guardo en mi bolsillo derecho y me los introduzco en la ropa como calentadores internos, guardo algunos para prenderlos con el mechero que escondo en mi zapatilla rota que descubre los dedos de mis pies cual sandalia mal hecha. Y sonrío por mi deplorable situación. Estoy alegre de haber sobrevivido el día y esperanzado en sobrevivir la noche. Enciendo con el mechero los papeles simulando una fogata pero el viento corre muy fuerte y hace volar mi papel, vuela libre, como las hojas de los arboles que viajan a su lado. Y vuelvo a sonreír.

Una gota cae sobe mi rostro, la inminente lluvia borra la sonrisa, aun así decido no hacer nada, quedarme quieto como esperando crear un aura protectora que me proteja de la lluvia y el frío, pero al parecer, estoy fracasando en mi intento por que la lluvia se vuelve copos de nieve que convierten el oscuro parque a un estadio de color vainilla que me detengo a observar e imaginar niños jugando con la nieve y creando muñecos gordos con sus respectivas narices de zanahoria.

Ya casi no siento el frío, el vapor que emite mi aliento ya se va desvaneciendo, mi barba, mis cejas, mis pestañas, están cubiertas por finas chispitas de nieve que me convierten en un muñeco de nieve más. Sigo inmóvil, mirando el cielo que sigue llorando nieve, que sigue acompañándome en esta fría noche de invierno, que me cuida, que me protege, que me acompaña. Mi último suspiro se pierde con el aullido de un perro viejo. Y cierro los ojos, sonrío, y muero.

Ideas al viento

Aunque el tiempo continúe, la angustia gira sin parar, ya ni siquiera puedo ver como el corazón me abandona y se quiere marchar.

Ya no consigo moverme, me desvanezco en el tiempo, no sé si me importa lo que hay a mi alrededor, Estoy yo, solo y no hay nadie más.

Y es que acaso ¿estoy soñando? ¿Por qué no veo nada? Mis palabras son inútiles aunque pudiera pronunciarlas.

La tristeza me deja exhausto, ojala pudiera no sentir nada.

Aún con esas conmovedoras palabras, mi corazón no te prestara atención.

Si pudiera hacer algo para cambiar las cosas, créeme que las haría.

¿Acaso alguien como yo tiene un futuro? ¿Podré existir en un mundo como este?
¿Así es el dolor? ¿Estoy triste? Ni siquiera puedo entenderme a mí mismo.

Si tan solo de pensar me cansa, ¿Cómo voy a pensar en alguien más?

Si alguien como yo pudiera cambiar, tuviera que cambiar, cambiaría todo lo aseguro, haría que todo sea puro.

Si me das a elegir entre crear o destruir, lo destruiría todo.

Si me preguntas ¿como estoy? si estoy alegre o triste, bien o mal, no preguntes nada porque no lo sé.

No sé nada de ti, no sabes nada sobre mí, No sabemos nada en absoluto.

Los fantasmas del recuerdo

Los fantasmas del recuerdo llegaron a visitarme esta noche. Entraron por la puerta, por la ventana, salieron del closet, de los cajones y subieron por debajo de mi cama, hablaban entre ellos mirándose y preguntándose lo que harían conmigo. Yo abrazaba mis rodillas cual niño atemorizado, los miraba con atención y mucho cuidado. Algunos de estos personajes lloraban, otros se reían, otros miraban.

Se acercaron lentamente pisando las sábanas, cambiando de aspecto todo lo que tocaban, todo a mi alrededor se avejentaba, y se sentía profundo olor ha guardado. Empezaron a golpearme, a desatar toda su furia sobre mis manos que intentaban cubrir mi cabeza. Me golpearon sin piedad, con una fuerte sensación de desahogo.
Me molieron a golpes, ni mis gritos, ni mis indefensos golpes al aire, ni mi instinto de supervivencia, ni mis ganas de liberación me salvaron de tan violenta masacre. Aprovecharon su superioridad numérica, abusaron de mi soledad, irrumpieron mi tranquilidad y destrozaron toda inocencia de mi ser.

Ensangrentado, tiemblo indefenso en mi cama ahogado en llanto, ahogado en dolor, ahogado en tristeza. Prometiendo en silencio…

VENGANZA.

Un anís, un chupetín y un chocolate

Entrevero mi papel con firma de ANÓNIMO entre las respuestas de mis amigos que se acumulan en la mesa del distraído profesor. Me retiro de clase y voy camino a la banca de siempre, con los papeles de Yatzi entre los míos y espero su salida. Vuelvo a mirar mi reloj para confirmar la hora de salida, 12:15, No debe tardar en salir…

Me sorprenden por la espalda unas frías y pequeñas manos que cubren mis ojos.

- ¿Quién soy?, una delicada voz me pregunta entre risas.
- Eres… ¿La chica que cubre mis ojos?
- No, idiota. Mi nombre.
- ¿La chica de las manos frías?
- ¡No!, Bueno sí, pero quiero que digas mi nombre.
- Yatziri Lenotti, 19 años, 17 de abril de 1990, Diseñadora grafica.
- Jajaja, Te volvería a romper la nariz si no fueras tan lindo.

Dijo ¿lindo?... Esa fue una sorpresa.

- ¿Estás bien?
- La verdad, no. Estoy afiebrada y me siento muy mal.
- ¿Has tomado algo?
- No, le tengo fobia a los medicamentos.
- Oh, pero ven, vamos a la cafetería, te invito un anís o un té con limón.
- Y también me invitas un chupetín.
- Jaja, ok un chupetín.

Caminamos juntos hasta la cafetería, aparte la silla para que se sentara y me sonrió por tal gesto de amabilidad. Me acerque a Beatriz (la señorita de la cafetería).

- Buenos días.
- Hola, ¿qué te sirvo?
- Hola, un anís, un chupetín y un chocolate por favor.
- Ok, sería s/ 4.50, lo dijo con su radiante y costosa sonrisa.
- Cóbrate.
- Ok ahorita te lo llevamos, Gracias.
- A ti.

Yatzi revisaba con curiosidad mis cuadernos. Sin alertarse que me aproximaba.

- ¿Te ayudo?
- No, ya lo encontré
- ¿Encontraste qué?
- Mi justificación, cuando se supone que me la entregarías.
- ¡Cierto! Tu justificación… me había olvidado. Lo siento.
- No hay problema, felizmente la tienes tú y no se me cayó por otro lugar. Estuviste en el lugar justo en el momento justo.
- Si… es verdad.
- Gracias.
- ¿De qué?, no te preocupes. Y ¿Cómo sabias que lo tendría?
- Una corazonada.
- ¿Una corazonada?
- Bueno, sé que me observas siempre así que si algo se me pierde, se me cae, o me pasa algo, estoy segura de que estarás ahí para cuidarme. ¿No?
- Es lo más probable.
- ¿Cómo un ángel guardián?
- No creo en ángeles. Pero con un trabajo similar.
- Arruinas mi concepto.
- No quise hacerlo.
- Pero lo hiciste.
- Lo siento.
- Jajaja, deja de decir lo siento, lo siento, pareces tonto.
- Ok, lo siento.
- ¡TONTO!
- Jaja.
- ¿Estabas muy enferma ayer?
- Si, volaba en fiebre, tenía congestión y me dolía la cabeza, fue imposible levantarme.
- Me alegra de que estés mejor. Te extrañé.
Sus hermosos ojos brillaron y no pudo evitar sonrojarse cuando le dije eso.
- ¿Así? ¿Que tanto me extrañaste?
- Te extrañé al punto de sentir mi día incompleto por tu ausencia.
- … Aunque no lo creas extrañe tus rarezas, tus palabras que suenan como ideas lanzadas al aire, tu perturbadora mirada y…

Aquí está su pedido joven. Un anís, un chupetín y un chocolate. Servido.

- Gracias.
- ¿Puedo no?
- Si, adelante, sírvete.
- Ok.
- … ¿No vas a terminar tu frase?
- No, porque ya me olvide que es lo que iba a decir.
- Bueno, gracias por esas palabras tan sinceras.
- No hay de qué. Oye... y tú, ¿no comes?
- Voy a desayunar un chocolate.
- Que nutritivo.
- No tiene que serlo, es una delicia, y nada mejor que comenzar la mañana deleitando mi paladar con un chocolate. Es bueno para el frío, me mantiene despierto y de buen humor.
- Jaja, me convenciste.

In my mind

Como empiezo a escribir algo que ni siquiera yo sé cómo empezar…
Quizá se como pueda terminar, pero no me gusta que las cosas terminen antes de haberlas comenzado, pero realmente cuando uno sabe que las cosas comenzaron? Quizá nunca comienzan, tan solo son y nos damos cuenta que son cuando nos hace falta.

¿Qué estoy buscando?

Acelero el paso camino a la universidad, y ahí está. Bajando de esa moderna camioneta conducida por su padre, con su estilo único al vestirse, su largo y lacio cabello negro, sus pantalones holgados, sus zapatillas de skater, sus guantes de diferentes colores, sus largos y redondos aretes, su collar atravesando una moneda extranjera, sus uñas multicolor, su sonrisa perfecta, sus hermosos ojos almendrados, sus cuadernos, sus stickers. Ignora mi presencia y continúa su camino a clase de finanzas, apresurada por la hora, deja caer algunos papeles de su cuaderno y me apresuro a recogerlos y entregárselos, pero su distracción no lo advierte y continúa su camino a clase.

Mi curiosidad me incita a observar las los papeles que recogí, es una carta de justificación por inasistencia. Yatziri Lenotti, influenza, 19 años, 6to ciclo. Inesperadamente, como un regalo circunstancial por haber estado en el lugar correcto, a la hora correcta sé un poco mas de ella, información importante para mis “apuntes” sobre Yatziri. Y me voy a clase con tan valiosa información sintiéndome un poco culpable por tenerla en mis manos y perjudicarla de alguna manera. El profesor ingresa con un aire de superioridad y abre la clase con una pregunta poco común. ¿Qué buscan en la vida? Tal pregunta desconcertó a más de uno de los participantes que se miraban unos a otros intentando buscar la respuesta en las miradas de sus compañeros. ¿Qué están buscando en sus vidas? Recalcó el profesor haciendo una mirada global al salón de clase. Dió unos minutos silencio para darnos el tiempo necesario para pensar la pregunta y volvió a arremeter. ¿Están seguros y conformes con lo que hacen? ¿Es esto lo que realmente ustedes buscan? Personalmente, es difícil contestar una pregunta así, ya que no sabes si realmente debes contestarla o debes reflexionar y mantener tu respuesta en silencio, y más aún si no sabes si tu respuesta será calificada por un profesor misterioso con aire de motivador y orientador vocacional, en fin, que le importa a él si yo estoy donde quiero estar, si hago lo que quiero hacer, si lo que busco en la vida está aquí. Tras el silencio de mis compañeros, el profesor nos pide escribir en hoja de papel, cinco cosas que más deseamos en la vida, tal pedido será calificado y formara parte de su evaluación continua, advirtió. ¿Otro profesor estafador? Estoy pensando seriamente que las personas se están volviendo locas, o muy estúpidas. Y observo que son realmente estúpidas por que todos empezaron a escribir con risas en sus rostros, como aliviados de que su calificación por unas preguntas que ni siquiera muchos de ellos saben las respuestas.

¿Qué deseo en la vida?

1. Deseo que mis profesores dejen de improvisar sus clases y engañar a los alumnos.
2. Orden, balance y disciplina en mi vida.
3. Enfrentar mis miedos.
4. Soñar menos, vivir más.
5. Yatzi

Ausencia

Estaba amaneciendo, la jauría estaba dañada, la casa era un caos. Su estado era tal que no me reconocieron cuando fui al cuarto a recoger mi mochila e ir rumbo a casa. En el camino, no pude evitar quedarme dormido. Estuve toda la noche pensando en Yatzi. Y su perfecto rostro fue lo último que recordé antes de mi breve sueño.
¡Baja!, ¡En la esquina baja!, me había quedado tan dormido que me olvide que el camino a casa era tan corto, ahora tendré que tomar otro carro. Me siento cansado, fue una noche larga, llena de inimaginables situaciones creadas por mi mente, todas relacionadas con Yatzi, la dueña de todos mis relatos, de todas mis historias, ahora tiene un nombre, su nombre.
El fin de semana fue más placentero cuando estás en mi mente, las discusiones de mamá y papá, los reclamos de todos a mi alrededor, la inconformidad de los que me “aprecian”, pasan desapercibidos cuando pienso en ti, mis horarios se distorsionan y creo estar dormido cuando no lo estoy. Y estoy despierto cuando todos están dormidos. De viernes a sábado y con el domingo muere el fin de semana. Estoy ansioso por volverte a ver, el día de mañana.
Aún adormecido en mi cama, miro hacia la ventana y veo que el sol también amaneció adormecido esta mañana y deja que las nubes opaquen un oscuro día. Aunque intento organizar mi horario mentalmente es imposible, quiero verte, quiero escribirte, quiero volver a escucharte, volver a sorprenderme con alguna de tus ocurrencias. Apresuro mi rutina matutina para llegar temprano a la universidad y no perderme detalle alguno. El camino llega a ser más placentero cuando estas acompañado de buena música y pensamientos claros. Voy directo a clase y aunque estoy ahí, pareciera que no lo estoy, todos aun están adormecidos por el frio, incluso el profesor que dicta su clase parece algo fastidiado con este cambiante clima. Habla de teorías y de su clase improvisada que intenta captar la atención de incautos que no se dan cuenta de tal estafa. Me siento tan incapaz de poder reclamarle así que me dedico a hacer algo más importante para mí… escribir.
Salgo apresurado de aquella clase que no me enseña más que la astucia de un irresponsable profesor y la ignorancia de algunos compañeros. Me siento en la banca de siempre, acompañado de mi cuaderno y mi grabadora de bolsillo, te busco… Te busco con la mirada y no te encuentro, no estás con tus amigas, no sales de tu clase, no estás. Imagino la razón de tu ausencia y miles de hipótesis recorren mi mente. ¿Estarás enferma? ¿Te quedaste dormida? ¿Llegaras tarde? ¿Te pasó algo?... y en esa última pregunta me detengo, me preocupo. Como puede ser que nadie note tu ausencia. Todos están tan felices, para ellos es tan normal que me cuesta creer que no estés aquí. No me atrevo a preguntar por ti por que realmente tus amigos no me agradan así que evito los problemas y mantengo en silencio mi dolor por tu ausencia.
No estoy conforme con esta situación, necesito buscarte, saber donde estas, saber como estas. Voy a buscarte sin referencia alguna. Busco en los lugares a los que te seguí, las calles por las que caminaste, y nada… no estás. Realmente mi búsqueda no tiene sentido, nunca te encontraré de esta manera. Realmente no sé nada de ti.
Regreso a casa con una melancolía que me entristece el alma, que entristece todos mis sentidos, todo este tiempo te habías convertido en lo único realmente interesante en mi vida y un día sin ti ha sido tan largo, tan vacio, tan nublada, tan gris. Tengo la esperanza de poder encontrarte mañana y atreverme a decirte lo mucho que te extrañé.

La jauría

Me he dado cuenta que no sé nada de ella. Nunca reacciona de la manera que espero, es como si a diario fuere una persona diferente, llena de misterios y dudas. Es tan directa que me resulta casi imposible utilizar alguna barrera de evasión contra ella. No estoy seguro si es lo correcto haberla conocido y dejar que vea y sepa todo lo que sé. Puede ser peligroso… muy peligroso. Mis acciones pueden generar alguna reacción en sus movimientos y manera de actuar por que sabrá que estoy ahí, observándola. Tratare de ser más cauteloso la próxima vez.

Hoy es viernes, recibí la llamada de uno de los miembros de la jauría porque esta noche hay encuentro en la casa de uno de los “lobos”, lo cual significa harta chela, puchos y música. No faltara algún incauto que invite a sus “gatitas” al recinto y exponer todos nuestros secretos. Mientras la convocación nocturna se realizaba por medio del MSN y FACEBOOK. Todos mis sentidos estaban enfocados en los goles de Brasil y su justa victoria. Hasta que una almohada voladora bloqueo mi vista.

- ¡Oe! Suave con la tele.
- ¡Calla mongol!, dijo Luciano con su ya conocido tono matonesco.
- Jaja, a quien llamas mongol, oe Freddy ( por su parecido facial con el conocido personaje de terror en la película “Pesadilla en Elm street”)
- Jajajajajajaja ( risas de toda la jauría)
- ¿Cómo es mas tarde? Pregunto Dante.
- No sé, aún están en la convocación.
- Cualquier cosa me avisan, voy a estar en la casa de Mía (Su enamorada)
- Ok, te alertamos.
- Hablamos.

Como todos los viernes, las mini peleas no se dejan esperar, los malos entendidos y las bromas que se convierten en discusiones por la poca correa del otro son tan conocidas como las reconciliaciones después de la primera caja. Así es la jauría, llena de machos alfa que intentar poner sus reglas estén donde estén. Luciano, Dante, Abdul, Cris y yo, grupo inseparable por las innumerables amanecidas y borracheras juntos. Esta noche era de temer, era fin de mes y el que menos, tenía ganas de acabar mal.

Mientras se escuchaba música y el humo del cigarro impedía mi visión, me puse a imaginar en que es lo que ella podría estar haciendo, no tenia su número, y realmente sabia muy poco de ella para saberlo así que me puse a pensar en ¿Qué es lo que diré en nuestro próximo encuentro?, ya que a mi parecer los dos primeros fueron algo… Extraños. Sus hermosos e impactantes ojos me ponían nervioso, sus manos jugando con su cabello, las muecas de su boca jugando con sus labios, su manera tan alocada de vestirse, su Nextel roto, sus cuadernos, sus stickers, sus uñas pintadas de diferentes colores. Había tantos detalles que observar que no podía concentrarme solo en uno. Era increíble, una obra de arte. Una extraña y única obra de arte.

- ¿En quién piensas?, preguntó Luciano
- En una flaca que conocí.
- Y ¿esta buena?
- Buena, no sería la palabra, es “especial”.
- Oh… ¿Tiene tres tetas?
- No, pero tiene cerebro, del cual tú careces.
- Jaja, tranquilo, tranquilo. Parece que estoy agarrando carne por aquí. Estas templado ¿no?
- No, solo que me hace sentir muy bien.
- Entiendo brother.
- Y tú, ¿qué haces afuera?
- He salido a tomar un poco de aire, adentro el aire está un poco cargado, aparte que el chaufita que me comí me ha caído un poco mal.
- Jajaja, aléjate por favor.
- No brother, como crees, ahorita estoy tranquilo.
- Más te vale.
- Jajaja, bueno ya luego me cuentas más de esa flaquita, voy a seguir ahogando a la gente adentro. (Se fue dejando un hediondo olor que casi me ahoga).

¿Eres peligroso?

Tomó mi cuaderno cual niña recibiendo un regalo de navidad. Lo abrió sin orden descubriendo así, algún tomo de los “apuntes”.

Viernes 17 de Marzo

La veo bajar de la escaleras de manera apresurada, casi tropieza con el ultimo escalón. Toma de su bolso el Nextel que tiene la antena rota y comienza a hablar con receptor desconocido. Parece alguien cercano por los gestos que hace. Juega con su cabello mientras conversa con receptor “X”, me pregunto si será el o la misma con la que hablo el lunes. Algo ocurrió, cambio sus gestos, ahora parece algo enojada, como reclamando algo. Colgó, conexión terminada. Intento ocultarme tras mi periódico deportivo. Me ignora como siempre. Va de regreso a clase con mucha paciencia, demasiada paciencia. Se arregla el cabello antes de entrar y regresa a clase.

Tomó un poco de aire y por primera vez parecía que pensaba en lo que iba a decir. Puso cara de preocupada y me dijo:

- Tengo 3 definiciones para alguien como tu: Acosador, Secuestrador o estas mal de la azotea. No eres peligroso ¿no?
- No, respondí titubeante.
- Entonces ¿qué?
- Soy escritor.
- Ok, déjame entender, eres un escritor y lo único que hay en tu cuaderno son cosas que me involucran a mí.
- Parece que sí.
- Y ¿Por qué?
- Porque eres interesante.
- Me das miedo, pero tienes cara de mongo, así que debes ser inofensivo.
- Espero que no te equivoques. Le sonreí de con un tono y sonrisa malévola.
- Eres gracioso, no me aburres.
- Gracias.
- ¿Puedo pedirte algo?
- Dime.
- Cuando termines de escribir, quiero saber qué es lo que escribiste. Así que te obligo a que me enseñes la primera copia de tu libro.
- Ok lo haré.
- Bueno, me tengo que ir.
- Sí, yo también, ya es tarde.
- Chau
- Chau

Sospechosa

Se alejaba con su ya conocidos apresurados pasos y hablaba sola como preguntándose acerca de lo ocurrido. Intentaba explicarse tanta información, y en crear la excusa perfecta que le diría a la profesora por su tardanza. Al fin y al cabo, en eso era muy buena inventando excusas…

Llegué a casa con una extraña adrenalina en mi cuerpo. No puede ser posible que tantos meses de estudios sean incapaces de construir el perfil correcto que la defina. Es tan espontanea que nunca reacciona de la manera que espero. Tengo que escribir lo ocurrido el día de hoy. El primer encuentro…

La mañana siguiente fue casi una réplica del día de ayer, me encuentro aquí, sentado en la banca de siempre, con mi cuaderno de dibujo, con mi grabadora de bolsillo, cual detective en busca de mi principal sospechoso, en este caso… SOSPECHOSA. Sospechosa de haber robado toda mi atención y hacer que mis días se vuelvan más interesantes con solo verla. Y ahí estaba, tan puntual como siempre, siguiendo su horario al pie de la letra, saliendo de su clase de matemática con sus amigas de siempre, riendo, gritando y… ¿mirándome?

Desenvolvió un chupetín que guardaba en su bolso y se lo metió a la boca. Es imposible que se acerque a mí, la sospechosa principal está cometiendo un delito al acercarse y romper toda su rutina matutina al acercarse a mí. Ok Yael, piensa, ¿qué voy a decir? ¿Cómo la voy a saludar? Tengo muy poco tiempo para pensar ¿Qué hago? Dejaré que las cosas fluyan.

- Buenos días señorito raro.
- Buenos días.
- ¿Qué escribes?
- ¿Yo? Nada, solo… nada
- ¿me enseñas?
- No
- ¿Por qué?
- ¿Qué tal tu clase de matemática? Me cuentan que el profe se queda dormido en clase ¿es verdad?
- Cambiarme de tema de una manera tan grosera no me gusta para nada, deberías también agregar eso a tus apuntes.

Estoy en problemas, mi YO estúpido ha cometido un grave error, como no me di cuenta de que lo que más detesta es que no le contesten. TONTO, TONTO, TONTO.

- Escribo un libro.
- ¿Acerca de mi?
- Eres parte del libro
- Cobrare mi parte cuando seas un escritor famoso entonces.
- Estas en todas ¿no?
- En toditas.
- Ya veo.
- ¿Cómo está tu nariz?
- Parece que mejor, como que me la has enderezado un poco. Gracias, me ahorraste una visita al cirujano.
- También me debes por eso entonces.
- Parece que si
- ¿Ahora si me vas a enseñar lo que escribes?
- ¿No te vas a reír?
- Depende
- Ok, entonces olvídalo.

Me muestra su puño con una malévola sonrisa.

- Ok, me siento amenazado. Toma, léelo.
- Ok, así me gusta.

Medio poético, medio soñador y medio estúpido.

Sonreí de la manera más incomoda por verla a mi lado mientras la enfermera limpiaba mi sangrante nariz y me daba un poco de alcohol para oler. Estuve tan distraído por la situación que olvide todas las cosas que tenía que hacer. ¿Pero qué actividad más fructífera en mi vida que haberla conocido? Aunque fue un primer encuentro muy intenso, se que nunca se olvidará de cómo nos conocimos. Es hora de utilizar mis apuntes a mi favor y dejar de ser tan misterioso. Eso creo.


- ¿Por qué me miras tanto? No te han enseñado que se siente incomodo que te miren así.
- Te miro porque eres interesante.
- Ok. Esa fue una respuesta inesperada.
- Tú también eres inesperada ¿no? Muchas veces te dejas llevar por tus emociones, por tus impulsos y te olvidas de aquellas reglas que mantienen la SEGURIDAD e INTEGRIDAD de las personas, por no mencionarme a mí, como ejemplo.
- Tu sarcasmo y tus indirectas son realmente patéticas.
- La sonrisa en tu rostro dice todo lo contrario. Si me permites darle una descripción a tus pensamientos, diría que te gusta que te tomen atención y dices las cosas sin pensar, aun sabiendo que luego te puedes arrepentir.
- ¿Qué? ¿De qué hablas? No te entendí nada.
- Olvídalo…
- No, no lo voy a olvidar.
- Ok, no lo olvides.
- No te conozco y ya te comienzo a odiar ¿sabes?
- Yo creo que te parezco interesante.
- ¿Así?
- Si, por que rompo todo esquema que tienes acerca de los hombres.
- Explícate.
- No encajo en el perfil que le has designado a la mayoría de chicos que conoces. Eso me hace interesante. Eso no te ha permitido irte y seguir a mi lado aun después de que mi nariz ha dejado de sangrar.
- Eres medio poético, medio soñador y medio estúpido. ¿Lo sabes no?
- Ahí… un poco de todo. Una combinación de todos los adjetivos positivos y negativos que quieras, pero no dejo de ser interesante.
- Eres inter ESTRESANTE, eso es lo que eres.
- Jaja, que buena! Así que inter estresante ¿no? Ya ves… eso es lo que me gusta de ti, que eres original, dices cosas que no espero y que no puedo predecir.
- Me asustas, eres muy raro.
- Raro, especial, es lo mismo ¿no?
- No, especial es algo bonito. Tú eres raro.
- Ok, creo que lo aceptare.
- Bueno, me voy, ya es tarde y tengo que ir a clase.
- A clases de cocina ¿no?
- … (Sus ojos entre cerrados me analizaban en busca de respuestas del porque sabía tanto de ella)
- Me llamo Yael.
- Soy Yatzi, un gusto.

Increíblemente idiota

Rodeados del charco de sangre originado por mi herida nariz. Levanto la mirada tratando encontrar consuelo en sus bellos ojos y en su inesperada acción. Si ese es el precio de su atención, una nariz rota o algunos litros de sangre de alguna vena rota de mis orificios nasales eran válidos.
Ella seguía ahí, pero sus gestos habían cambiado. Se le notaba que se sentía culpable, y un poco más tranquila.

- Lo siento.
- Jaja, no te preocupes, yo me lo busqué.
- Cállate y toma. ( Me alcanzo de su bolso un poco de papel)
- Gracias, sabía que me ayudarías.
- Ajj, ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Lindo?
- No, Increíblemente idiota.
- Increíblemente idiota suena lindo dicho por tí.
- Deja de decir tantas estupideces y vamos al tópico.
- Ok
- Ok
- Ok…
- Párate pues idiota.

Me tomó del brazo cual herido en batalla. Nunca me sentí tan indefenso en las manos de una mujer.

- Deberías dejar de mirarme
- ¿Por qué lo haría?
- Para que no regreses al tópico
- ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Linda?
- Si, linda y graciosa
- Lo digo por tu seguridad.
- Ok, lo anotare en mis apuntes sobre tí.
- ¿De qué hablas?
- De nada, olvídalo.
- Ok señor olvídalo, tu también olvídame.
- Imposible.
- ¿Qué es imposible? ¿Por qué tus conversaciones no pasan más allá de 4 palabras?
- Imposible olvidarte, Y por que así soy.
- Mejor no digas nada y deja que la señorita te cure, creo que tu cerebro se está debilitando de tanta sangre que has perdido.

Mi vicio

Ojos cristalizados, mirada atenta a un punto fijo… TÚ

Observo cada movimiento, cada gesto, cada señal de contacto espacial entre nosotros. Analizo tus palabras, la dulce entonación que le das a cada una de tus frases incitan mi curiosidad por escuchar mas… Y más…

Escucho tu agitada respiración, el movimiento de tus labios cuando intentas explicar razones por las cuales no estás conforme. Las dulces arrugas advierten tu inminente enojo. Tus ojos lanzan misil teledirigido a mi vista que no se intimida a la furia de la tuya. Y te veo, te sonrío…

Y me quedas mirando con la intriga e impotencia de no poder decir ¿Qué miras? Me aprovecho de la distancia, de mis sarcásticos gestos, de la lejanía de nuestros cuerpos para seguir mirándote descaradamente como un perturbado acosador con ganas de ti. Muchas ganas de ti…

Tan impredecible como siempre. Te acercas incontrolable por tu furia, por tus ganas de desquitar todo impulso contra mi ser. Los 30 metros de distancia cada vez son más cortos. No había barrera alguna que limite tu apresurado paso a mi encuentro. 15 metros que te alejan de mi, empujas, reniegas en silencio, me maldices en secreto. A 5 metros de distancia te ves más hermosa, más desafiante, más interesante.

¡Zas! (Cachetada inesperada)
- ¿Qué miras idiota?
- Nada, respondí… muy seguro de que mi respuesta la alejaría.
- Entonces busca tu “NADA”, en otro lugar que no sea yo.
- Lo intentaré, le dije.
- No lo intentes mucho y ¡hazlo! O si no…
- O si no ¿Qué?

Me enseñó su delicado puño en signo de amenaza. No pude evitar sonreír a tan seductiva amenaza.

- ¿Que no me crees?
- No, si te creo.
- Ya estas avisado.
- El turquesa te queda muy bien. Mejor que el morado que usabas ayer y que el rosado que usaste el lunes.
- ¿Qué?
- Lo que escuchaste.

¡Zas! La sangre en el suelo tras bajar la mirada me percato de que había sido herido intencionalmente. Mi nariz sangraba a chorros.

Esos amores

Reencuentro
Sus palabras abrieron una profunda herida que ya estaba casi cicatrizada. La última frase de despedida que pronunciaron sus labios no fue un ADIOS. Fue un TE QUIERO. Despertando en mi interior un torbellino de emociones que tú conoces muy bien. Sabes tantas cosas de mí que contigo no puedo aparentar, conoces mis debilidades, aceptas mis defectos, celebras mis logros, recuerdas esos momentos tanto como yo.

Esos amores que son rápidos e intensos.

Una frase que describiría perfectamente lo que hubo entre tú y yo. Una historia que a pesar de los años y de la distancia aun nos ha dejado ese sabor de besos a chocolate. Esos abrazos interminables y la inocencia de dos adolescentes unidos al desenfreno de un nuevo sentimiento encontrado que te llena de angustia, de nervios de ternura, de amor.

Dream inside a dream

He perdido noción entre la realidad y mis sueños y creo fielmente que tienes algo de culpa. Este momento es conocido. He llegado a creer en que lo hemos vivido antes. Tú allá, yo aquí. Aferrados a un sentimiento el cual ambos sabemos que es imposible, que es peligroso. Pero seguimos aquí, seis años después de ese primer encuentro. 5 años después de ese primer beso. 4 años después de esa primera lagrima. Vivimos en un mundo paralelo y aunque somos dos distintas personas en la actualidad. Ambos guardamos nuestra historia con recelo. Eres el sueño del sueño de la realidad que aun sueña contigo.

Confesiones

No era la primera vez que lloraba frente al monitor. Mis dedos escriben con agiles movimientos frase tras frase en una búsqueda desesperada por respuestas. Esta noche te enteraras de cosas que no te conté antes. Sabrás lo importante que fuiste y eres para mí. Hoy me doy cuenta y aunque sabemos que es tarde, es bueno saberlo. ¿Recuerdas esa cerca de metal que nos alejaba? Hoy metafóricamente, esa cerca son los kilómetros de distancia que me alejan de ti. Y esos destellos de romanticismo como cruzar la calle por una flor que te haría sonreír. Todos esos recuerdos, hoy formaron una historia. Y no cualquier historia, porque de esas hay muchas. Historias de amor para los románticos, historias de dolor para los emocionales. Esta, es nuestra historia.

Yo también te quiero mucho.

Sonrisita

Sus Delgados labios dibujaron una delicada “U”, sus pequeños dientes y los gestos hermosos que formaba al sonreír captaron nuevamente mi atención. La mire infinitas veces tratando de imaginar lo que ella pensaba, aquellos secretos de amor, mares de sentimientos, que su sonrisa guardaba. Sus ojos, delineados por un perfecto trazo angelical, brillaban tratando de hablar. Me miraba de “esa forma” tan especial, y aunque sentía que gritaban, no podía escuchar. Tal vez, no quería escuchar. Hice caso omiso a mis instintos y me deje llevar, con el frío de la noche, empecé a soñar. Fruncía las cejas como cuestionando mis inexplicables frases que se atropellan unas a otras. Aun sigo analizando cada movimiento tuyo, intentando buscar un indicio para pensar en cuál será mi próximo movimiento, pero no logro entender tus gestos, tu miraba es confusa, tu sonrisa es confusa, sus frías manos son confusas, tus pies que juegan con los míos son confusos, tus palabras son confusas, no logro entender tu mensaje. Quizá algún otro idioma en comunicación gestual y corporal usas.

Sonrisita pregunta, si por algún motivo yo me alejaría.
No se la respuesta, casi nunca se las respuestas. Solo digo lo que pienso en ese momento, lo que mi corazón dicte, mis cuerdas vocales transmiten. Así nos hemos acostumbrado, a decir lo que pensamos y guardar lo que sentimos. Esta noche es especial, sus ojos brillaron no con ganas de llorar, quizá con ganas de reír, de pedir que no me vaya, que me quede un rato mas, sus ojos brillaron de felicidad. Pude sentir a nuestro alrededor esa aura mágica que envuelve a los que están enamorados, aquellas valientes personas que aun sueñan con ese adjetivo embarrado por el tiempo. Se escuchó el silencio, luego risas, confesiones y silencio nuevamente. Tengo ganas de abrazarla pero no puedo, no tengo la valentía suficiente para hacerlo, no tengo miedo, pero soy cobarde, no tengo vergüenza, mi cuerpo tiembla, es el frío de repente o la falta de coraje para enfrentar esta situación que me enfrenta a lo que siento.

Sonrisita no toma nada enserio.
Sus ganas de rechazar todo intento de acercamiento, me ha obligado a hacer un cauteloso estudio. Recopilando información, extraídas de frases y confesiones escuchadas, pude llegar a la conclusión de algunas bases elementales en la formación y situación actual de sus sentimientos y requerimientos.

He logrado hacer una lista mental de las peticiones que ella me da.

Pide que no le mientan.

Poco floro.

Me pide ser diferente pero no sabe cómo.

Busca seguridad.

Busca sueños.

Escuchar música.

Leer una historia más.


Sonrisita me vuelve a sonreír, mientras me alejo. Esta noche es especial, esta noche es diferente. Ella se despide. Con una clara idea en mente.




Regresa pronto…

Recuérdalo


Lunes 16 3:06 am

Una repentina llamada al celular me levanto de un profundo sueño.

- Joan?
- ¿Quién es?
- Soy yo, Alea. ¿Estabas dormido?
- Parece que ya no. ¿Dime que paso?
- No puedo dormir, tengo miedo.
- Y me llamas para que te cuente una historia en la madrugada.
- No, tonto. Tú sabes porque te llamo.
- Olvídalo. No vamos a hablar de eso.
- ¿Eso? Maldita sea. Siento que todo el mundo me mira, que todos saben.
- Esta en tu cabeza. Debes ser fuerte.
- Es que no puedo. No puedo…
- Acaso el merece que te sientas así?
- No
- ¿Entonces?
- Esa no era la solución Joan, pudo haber terminado diferente. Ahora lo están buscando y quizá nos encuentren pronto. Que le diré a mi mama. Que pasara con mis estudios?. Solo tengo 20 años.
- Nadie lo va a buscar, no seas tonta. Nadie extraña a los parásitos. No va a pasar nada. De eso nos encargamos lo recuerdas? No hay rastros, no volverá a aparecer, nadie sabe.
- Yo no lo maté. Fuiste tú.
- Deja de llorar. Pero piensa bien en lo que dices. Yo lo hice por ti. Por nosotros. Yo no tenía nada contra él. Tú me lo pediste y yo lo hice.
- Me estas culpando?
- No. Nadie es culpable de las cosas que pasan. Ya pasó deja de pensar en eso.
- Tan fácil no?
- No. Pero no nos conviene hacerlo más difícil.
- Te necesito. No voy a poder sola con esto.
- Y acá estoy. No he desaparecido.
- Tienes que venir.
- Nos vemos mas tarde. Necesito descansar.
- Ok. Descansa.
- Algo más.
- Si, dime.
- Te quiero.

I’ve killed someone...


It was the best for all of us, nobody will miss him, and he was a threat for the people so I managed to keep him quiet. He was the only one who knew the real "truth". Now you have to help me to hide the body.

He golpeado tantas veces su cuerpo que me duelen las manos. Estoy completamente seguro de que ya no respira, ya no se mueve, ya nada. Intentare levantar su cuerpo ensangrentado pero en donde lo pongo? como lo escondo? como lo llevo sin dejar un charco de sangre por cada lugar en el que esté?

Bueno. Seguiré pensando en donde esconderlo. Pero debes ayudarme. Anda! ve! Trae tu carro que no podemos tenerlo mucho tiempo aquí. Pronto llegaran los otros y preguntaran lo ocurrido. Y esas respuestas no estás dispuesta a contestarlas ¿verdad? No. No ahora por lo menos. Apúrate! ¿Qué esperas?
Así como esta no podremos llevarlo. Traeré las bolsas y las cuchillas. Ayúdame a despedazarlo. No deberías llorar. Es lo que querías no? Deseaste día y noche que desapareciera. Y desaparecerá. Lo desapareceremos. Espera. Ya te pusiste los guantes? Te amarraste el cabello? No puede haber rastros de que tú y yo estuvimos aquí. Ven rápido apresúrate!

Son 5 bolsas. Conozco un lugar cerca del bosque en donde la gente deja su basura. En algunos días enterraran ese huelo a causa de la pestilencia y las ratas que a traído. Es el lugar perfecto. Entonces vamos. Ya está todo limpio. Ya es tarde y pronto será hora de amanecer en nuestras casas antes de que se pregunten a donde hemos ido. Pesa más de lo que creí, Una, dos, tres… ¡Pum! Ya va uno faltan cuatro más.

Le di un último vistazo a las bolsas antes de irme. Las ratas de inmediato trataron de apoderarse de ellas como si supieran que la cena estaba servida. Pestilencia de roedores caníbales capaces de alimentarse de la carne de una rata. El silencio de regreso a casa fue sepulcral. Ella no dejaba de llorar mientras yo intentaba en la excusa que le daría a mama por haber llegado tan tarde. Algo de se me ocurrirá pensé. Ahora solo necesito un baño y descansar. Vaya noche que pasamos.

La abrasé en nuestra despedida. Intente reconfortarla con las conocidas palabras de aliento cuando alguien tiene un problema. No esta clase de problemas. Sé que nada la tranquilizara por ahora. El llanto le cortó el habla así que solo atiné a decirle que sea fuerte.

El día en el que me volví ciego


Recuerdo una luz brillante que se acercaba a velocidad hacia mí. Estaba tan atento a cual sería el próximo color por venir que no me di cuenta que mis pupilas ardían. Mis ojos empezaron a lagrimear, pero no podía cerrarlos, no podía quitar la mirada hacia esa luz que consumía mis dilatados ojos. De pronto todo empezó a oscurecer, todo empezó a volverse gris, luego negro. Y así se quedo. Todo negro.

Todo a mi alrededor tenía un sabor diferente, podía escuchar cosas que no había escuchado antes, mis oídos se convirtieron en mi guía. El toque de mis manos era más sensible y podía imaginar que tocaba con solo dibujar cada uno de sus detalles en mi mente. Empecé así, a entender más a las personas. Porque ya mis ojos no juzgaban lo que veían, y me dedique a escuchar. Solo escuchar.

El día en el que me volví ciego cambio mi vida por completo. Me volví una mejor persona, un mejor amigo, un mejor hijo, un mejor hermano, un mejor enamorado. No podía esperar el día próximo para volver a tenerte cerca. Sus palabras sonabas como música a mis oídos. No podía verla, pero podía sentirla, podía tocarla, podía escucharla.

A veces me entristece no poder ver el amanecer de un nuevo día, o diferenciar el día de la noche. Para mí todos los días eran de noche, cuando duermo, cuando despierto, cuando desayuno, cuando almuerzo, cuando ceno. Ya perdí noción del tiempo. Todo siempre está oscuro y el minuto siguiente es una réplica del minuto anterior.


- Te ves hermosa, le dije.
- Gracias…
- Hueles a fresa, y tu cabello, lo siento… ¿está más corto? O ¿Lo tienes recogido?
- Esta más corto, un cambio de look no le hace daño a nadie.
- Lo sé, igual te ves hermosa, repetí.

Fue una conversación propia para la ocasión, no era la primera vez que salimos juntos. Ella me toma del brazo y a paso lento me dejo llevar con la dirección que ella me da. Ella me cuida, me quiere, me acepta. Yo siento que aunque no me dice nada, sus manos tiemblan de vergüenza. Sé que las personas que no entienden del amor la juzgan. No entienden. Nadie entiende. Todos ven pero nadie entiende. Han dejado de ver con el corazón y me miran como un discapacitado. Como una carga para ella. Yo los entiendo, yo los perdono, yo los escucho. Y sonrío.

El día en el que me volví ciego para el mundo, abrió los ojos de mi corazón. Aprendí que lo más hermoso de la vida no era lo que podía ver. Sino lo que podía escuchar y sentir.

¿Qué haces tú?


Hoy volví a repetir la misma rutina diaria.

Ordenando mentalmente mi día y las cosas por hacer, apareces tu tan repentinamente tomando toda mi atención. Apareciste en forma de recuerdos y desaparecías, para volver a aparecen en una situación distinta, podía describir cada uno de tus gestos. Tu manera de sonreír cuando estas feliz, tu sonrisa que aparenta estar feliz, tus brillosos ojos al estar emocionada y también cuando estas a punto de llorar. Intacta, me miras y sonríes a mis frases incompletas y a mi pensamiento poético que a veces te abruma, te cansa, te confunde, te entretiene.

Mi teléfono vuelve a timbrar como de costumbre, la alarma matutina que me regresa al mundo en el que estoy, el mundo que me exige, el mundo que me acosa, el mundo que me ahoga. La oscura mañana de un regular miércoles es invierno me hace tiritar de frio. Siento como el calor de mi cuerpo se resiste al frio y tiembla al intentar contrarrestarlo. Mis fríos dedos levantan la sabana que me cubre. Voy directo a la ducha con los ojos cerrados. Mis movimientos son casi por memoria, sé en qué lugar y a qué distancia esta la próxima pared, la puerta, listo para patear alguna zapatilla que obstaculice mi camino. El agua de la ducha moja mi tembloroso cuerpo.

Cierro los ojos mientras esas cálidas gotas de agua me relajan y me abrigan. Pero vuelves a aparecer tú, y parece como si trataras de decirme algo, tus ojos están neutralmente entumecidos sin expresión alguna, no estás triste, ni feliz, ni enojada… Solo mueves los labios pronunciando frases que no lo logro escuchar, no logro entender, mi lectura de gestos es tan escasa. La impotencia de esta situación me obliga a abrir los ojos de repente, mientras algo de shampoo enjuaga mi cabello. Los primeros rayos del día se filtran por la ventana del baño que alertan la llegada de las seis de la mañana. Apresuro mi baño enjuagando todo rastro de jabón en mi cuerpo. Tomo la toalla y de regreso a mi habitación.

Un jean, polo blanco manga corta, la camisa azul que planché anoche, y mi casaca, de la cual percibo un olor peculiar, huele como a fresa, como a dulce, como a ti. Recordé el momento exacto en el cual como todo un caballero me desabrigué en pleno invierno para poner mi casaca en tus hombros y abrigarte. Recuerdo como el frio congelaba hasta mis huesos, pero mi instinto protector podía más que no, más que mis ganas, más que mis necesidades humanas de sobrevivir y evitar el frio. Y sonreías mostrando esos pequeños huequitos que marcan tus pequeños cachetes. Te abracé contra mi pecho contrarrestando así, hasta el más mínimo frio que podría haberse colado por entre las telas de mi casaca. Era ese mismo olor. Como a fresas, como a dulce, como a ti.

Arreglo mi cabello frente al espejo, recuerdo que hoy tengo una reunión importante. Tomo un último suspiro y voy rumbo a la calle. Las calles están algo húmedas por la llovizna de anoche, algunas personas a paso acelerado tratan de llegar lo más rápido al paradero que los llevara a su destino final. Tomo la precaución de llevarme algo al estomago así que mi primera parada es la tienda, le pido lo de siempre, un refresco sabor a pera y un chocolate.

Camino al paradero a la velocidad de las personas, como una carrera en la cual el primero ganara el privilegio de subir a estas combis repletas de personas incomodas, lugares en los que se mezclan olores y conversaciones. Decido probar algo de mi chocolate mientras espero a la combi. El sabor me recuerda a tus labios, tan cremosos, tan suaves, pequeños y dulces. Un manjar matutino que me deja sonriendo como loco, como imaginándome tus labios envueltos en este papel aluminio y a mi disposición las 24 horas del día. Es cómico, pero a la vez triste. Es imposible, pero increíble.

Empiezo el día pensando en ti, y se, que acabare el día haciendo lo mismo.

¿Qué haces tú?

Preguntas sin respuesta


Tengo tantas cosas que preguntar...
Que no sé por dónde empezar...
y no quiero comenzar, por que luego no podré terminar...

¿Por qué no simplemente me mientes?
¿Por qué no me mentiste desde el comienzo?
¿Por qué esperamos hasta este momento?

Cuando ya no existen preguntas que me puedan dar alguna esperanza de estar juntos... porque no simplemente fuiste como las demás y mentiste.

¿Por qué no jugaste conmigo?
¿Por qué me miras así?
¿Por qué esperas que yo haga todas las preguntas?

Tiempo atrás, solo sería uno más en tu vida y tú en la mía...

¿Por qué esperaste que tú te vuelvas mi vida?
¿Por qué lo haces tan difícil?
¿Por qué sé que si te pierdo me arrepentiré?

Y se, que si sigo así tendré mi corazón en la garganta...

Puedo predecir que tu respuesta será la menos indicada me contestaras reactiva, defensiva, sin ganas de responder. Y lo mas fácil para ti será decir que lo sientes. Que deje de hablarte que ni siquiera intente entenderte.

O tal vez te culparas de todo, desarmando completamente mis preguntas, pero yo seguiré aquí, insistente tratando de buscar alguna respuesta.

Pero eso no es lo que quiero! No quiero una simple respuesta que esquive mis preguntas.
Porque ni una de esas respuestas te traerán a mi lado. ¡Nada te traerá a mi lado!

El silencio tampoco es una respuesta...

¿Debo aparentar que todo está bien?
¿Que sigo esperanzado en estar juntos?

Pero si aparento te estaría mintiendo y no quiero mentirte...
Tampoco quiero perderte, como a todo lo que más he querido en esta vida, siempre lo he perdido...
Y eso me frustra... me hace sentir culpable... pero no puedo sentirme culpable de lo que mas alegrías me ha dado.

No puedo estudiar, no puedo pensar en otra cosa que no seas tú... y eso me perjudica. Porque si no lo hago le estaría fallando a muchas personas, me estaría fallando a mi mismo...

Y los segundos se vuelven minutos, y las horas se vuelven días... y los días en semanas... y tus respuestas son las mismas.... y las semanas se convierten en una lagrima que moja mi cuaderno mientras intento estudiar...

Escucho a diario, deja de soñar, sé más realista, busca lo que te conviene, deja de perseguir tus sueños, lo imposible a veces no deja de ser imposible, no te aferres a una realidad que no existe, no seas tonto. Como puedo dejar de soñar, si es lo único que me mantiene vivo...
En mi pecho ya no siento latidos que golpean con desesperación, ya no sé si aun sigo vivo, porque mi corazón lo tienes tú.

Y tu respuesta sigue siendo la misma… Una mirada que perfora mi alma sin darme explicación alguna.

Magnifica Irreal III


Magnifica irreal él la llamaba…
Aun recuerda la primera vez y como la miraba.
No estaba muy lejos… a unos pasos muy cerca de la barra,
Se veía perdida, como si a alguien ella esperaba.
Pudo reconocerla desde esa primera vez.

Quedo hipnotizado mirándola tratando de recordar si la había visto antes.
Se atrevió a acercarse como empujado por una fuerza que a él era extraña.

-Disculpa, no sé si tu… tu, yo… ¿nos conocemos?

Ella sonreía y con sus ojitos entre abiertos lo miraba, como atenta a cuál sería su siguiente frase mal pronunciada.
Se veía tan hermosa como en sus sueños, como en su mente, como en su corazón.
Sus manos demostraban clara tranquilidad cuando sus manos el tocaba.

Quizá sea la última vez que vuelva a verla, el decía.
Tengo que entregarle este recuerdo que llevo noche y día.
Así no me olvidara señorita magnifica.

Le entrega un sobre con unas letras escritas a mano con una frase conocida…

Eres real, sin dejar de ser magnifica.

Querida noche


Querida noche que al ocultarse el sol, a diario, me acompaña.

Como hoy, como anoche, como todos los días que estuvimos enfrentando nuestra soledad. Fuiste la única que supo entender lo que mi corazón guardaba. Creíste en mi desde el primer día en el que nos conocimos, y aunque no te conocía, en muchas cosas coincidimos. Tu también estabas sola, desprotegida, triste y solitaria. Prometiste no volver a enamorarte, no volver a enamorarte de esos artistas que solo utilizaron tu belleza como inspiración, y te dejaron sola, desgarrando tu corazón, sin darte alguna explicación.

La que me escucha, la que me abraza, la que me cuida. Eres tu mi querida noche.
No te confundas.
No dejaras de ser mi eterna compañera. Mi gran amor que a la distancia observo con detención. Escribiéndote a diario como siempre, pero no en hojas de papel, en hojas de mi corazón.

Deja de llorar mí querida noche. Tus lágrimas mojan el papel de esta carta.
Quizá en esta vida no podre estar contigo. Pero sabes que siempre estamos cerca. Y seguiré siendo el poeta que te mira, te sonríe, te hablo…
No dejare de amarte mi eterna compañera.

Con cariño.

Tú poeta.

El señor cuatro letras.


Caminaba solitario en una noche en la cual solo las estrellas iluminaban sus pasos. Se sentía solo y sin ganas de seguir. Culpaba a su suerte o a la injusta sociedad de la situación en la que se encontraba. Caminaba, cada vez, a paso más acelerado, luego corría, corría velozmente como intentando escapar de algo que quizá no lo perseguía, pero el continuaba. Escapaba de lo que él llamaba problemas y de los cuales había aprendido a escapar cobardemente.

Cuando las luces de los postes ya no alimentaban a la sombra que lo acompañaba, tuvo miedo, y busco compañía. Muchas estrellas se ofrecieron airosamente a hacerle compañía, lo cual el accedió de inmediato. Y no eran las estrellas culpables de su soledad o de su temporal compañía. El era un lobo solitario que aprendió a utilizarlas a su antojo, a sus ganas, a olvidar su eterna soledad con esos rayos de compañía.

El señor había olvidado sus responsabilidades, sus deberes, sus obligaciones. Olvido que era un señor, y comenzo a vivir una vida juvenil, una vida bohemia llena de impulsos e irresponsable. Ese señor había perdido el respeto de sus seres queridos, la seriedad, la capa de héroe que solía tener. El señor olvido que alguna vez tuvo una esposa grandiosa, una hijita que lo amaba y lo esperaba cada noche que llegara, o a la distancia alguna llamada, un pequeño hijo que esperaba más, esperaba convertirse en su retrato. El señor olvido que tuvo una familia.

El señor que algún día se llamo PAPA, ahora era el señor de las cuatro letras.

La cita


Ella esperaba junto a su consciencia con la seguridad de que el no llegaría. Se resigno a frotarse las manos para olvidarse del frio, y a buscar alguna excusa para quedarse a esperar por cinco minutos más, por si acaso, aun sabiendo que no había nada que esperar.

No era la primera vez que hacia esto. No sería la última. Pero a veces luchamos por romper una clara verdad, y contradecir la seguridad y poder darnos con la sorpresa de reconocer: “ME EQUIVOQUE”. Pero esos cinco minutos se vuelves diez y los diez, veinte y los veinte en lágrimas.

Lagrimas ante la incertidumbre de no saber que se hace cuando te toca esperar.


***


Estaba muy nervioso.
Miraba el reloj constantemente, me abría paso entre la multitud de persona que van en sentido contrario a mi destino. Ya no existía excusa alguna. Habían pasado más de veinte minutos de retraso en el día más importante de mi vida. Podía sentir como el anillo quemaba dentro de mi bolsillo.

Tuve que poner toda la ciudad al revés para poder encontrarlo, y no había sido capaz de encontrar el anillo perfecto hasta este último momento. Sé que podría compensar mi torpeza.

La amo con locura.
Con desesperación.
Subo las escaleras apresurado a su encuentro, y la veo….

La veo sentada a la distancia…

Querido poeta


Aunque esta carta parezca un reclamo créame no lo es. Desde hace ya algún tiempo no he vuelto a saber de usted. No sé si ya encontró mi reemplazo quizá deje de ser una buena compañía y se canso de mí. A pesar de todo, yo sigo a tu lado mi querido poeta. Te sigo acompañando por horas, por semanas y a todo lugar que vas.
Es muy triste saber que nuestra relación no era imprescindible para que usted siga escribiendo historias tan bonitas. Sonrío al pensar que quizá, estoy reencarnada en tu nueva razón para soñar, para amar, para creer, para querer, para sentir, para escribir.

Recordare siempre todos los momentos en los que estuvimos juntos y no existía nadie más que los dos, tú me mirabas, me sonreías, a veces llorabas y me hablabas. En cambio, yo, te cuidaba, te acompañaba y te abrazaba.

El injusto tiempo y las pocas probabilidades de que te quedes conmigo para siempre son casi nulos, he aprendido a resignarme. No es la primera vez que me sucede. Siempre me utilizan de la misma manera. Me conocen como inspiración y luego me dejan de lado sin motivo, sin razón.

A esto, le agrego el hecho de que usted, es un ser humano, lo cual lo hace vulnerable a los sentimientos. No tengo nada que reclamarle mi querido poeta. Sé que aunque ya no me miras como antes, siempre escribes en mi compañía, te puedo ver a lo lejos desde tu ventana como creas párrafos con tu única herramienta conocida. Tu imaginación.

Tienes que saber que nunca dejare de ser tu eterna compañera mi querido poeta.

ATTE

La noche.

Helena


Hoy fui a visitar a Santiago.
En el mismo horario de visitas, una vez más.
Como cada viernes por la tarde, me senté en una silla, incomoda y gastada, al otro lado del grueso vidrio blindado estaba el. Escondiendo sus ojos de la mirada que busca explicaciones y desde hace muchos años el esquiva.
Más delgado y con más cicatrices, su sonrisa esta vacía y sus manos tiemblan. Unos minutos eternos y siniestros. Tomo aire para que no se me note la pena, pero igual, la voz me sale quebrada, igual que el primer día, igual que siempre.
¿Por qué? ¿Por qué la mataste? ¿Qué sentido tuvo? ¿Qué te obligo a hacerlo?
Antes de preguntar, sé que no va contestarme, pero las palabras se pelean y bruscamente salen de mi boca. Otra vez pierdo los nervios, y grito, grito fuerte, pero el ya no escucha… él nunca escucha. Golpeo el grueso vidrio blindado antes de que los guardias se lo lleven. No he podido contenerme, por enésima vez, he llorado. Y él, como siempre, reacciona con su frio silencio, indiferente, como si lo hubiese olvidado todo, como si en su mente no quedara ni el menor recuerdo de lo que fue en otro tiempo, quizás hace mucho tiempo ya. Y salgo sin retocarme siquiera, ¿Para qué? Todos menos el están acostumbrados a verme así.
Me pregunto si algún día me reconocerá tras ese grueso vidrio blindado. Si los ojos de Santiago volverán a tener vida, si volverá a llamarme mamá. Me pregunto si será consciente de cómo acabo conmigo el día, que, sin ningún motivo, acabo con la vida de su hermana y luego siguió en lo suyo sin más. Y cada día que pasa solo deseo que nunca lo pueda recordar. Que su mente enferma le deje seguir durmiendo en la triste soledad y frialdad de su celda.

Santiago


Ella vino a visitarme en el horario de visitas. Hoy, como todas las semanas, una vez más. Como siempre. Me senté en la incómoda silla tras el cristal blindado, sin atreverme a mirarle la cara. No me hace falta mirar para imaginármela como siempre, con las arrugas que han marcado los años, descompuesta, con una turgente mirada acusadora, angustiada. Minutos de incomodo silencio.
Finalmente, con la voz casi quebrada me hace las mismas preguntas de siempre: ¿Por qué? ¿Por qué la mataste? ¿Qué sentido tuvo? ¿ Que me obligo a hacerlo?.
Una vez más todas las preguntas se enlistan en mi mente, pero ni una llega a concretarse en alguna respuesta real, con sentido, algo que pueda decir, algo que rompa este silencio que lleva tantos años.
Ya sin responder, bajo la cabeza y aprieto con fuerza mis puños y mis ojos como tratando recordar. Y deseando con todas mis fuerzas que se vaya, que no haga más preguntas, que me deje solo! Que nunca hubiese venido. No respondo a nada porque nunca conocí las respuestas. Ella reacciona como siempre. Aumenta el volumen de su voz como exigiendo una respuesta. Los guardias me llevan a mi celda al cabo de unos minutos, al único lugar que conozco desde años, al único lugar donde me siento bien. Y de nuevo al frio suelo, a la fría pared, a las frías barras que acompañan mi silencio. El frio silencio de mi cabeza.

Me pregunto si algún día llegare a saber que hago aquí, quien es la persona que me viene a visitar, a quien supuestamente maté. Me pregunto si algún día podre saber si soy un mounstro o un inocente que paga por el crimen de otro.
Pero por ahora me da igual, en mi silencio y soledad estoy en paz. Me siento en un rincón de mi celda y rodeo con los brazos mis rodillas. En la tranquilidad de mi celda, nada puede dañarme.

Tu para mi


Amor, el amor no es engaño
el amor no es dolor
EL amor nos salva de los errores.
Lo que hubo entre tú y yo.
Se llamaba amor.

Recuerdos, la alegría que creaste en mí
Aun sigo aferrado al recuerdo que dejaste aquí
despierto de mi sueño a esta realidad
y darme cuenta que tu amor no volverá a existir

Mi amor pudo haberte pertenecido
Yo para ti y tu para mí
pero ya no hace falta, ya no existe un “tú y yo”
nunca demostré amor para ti
no fue suficiente para mí
pero ya no hace falta, todo llego a su fin.

Corazones rotos, cada sentimiento comienza con el orgullo
Te preguntas porque todo termino tan de repente ¿porque?
No existe respuesta lógica, solo deje el amor sin saber ¿no se?

Mi amor pudo haberte pertenecido
Yo para ti y tu para mí
pero ya no hace falta, ya no existe un “tú y yo”
nunca demostré amor para ti
no fue suficiente para mí
pero ya no hace falta, todo llego a su fin.

Algo diferente


No sé si te has dado cuenta que hay algo diferente.
Oscurece, se hace tarde, comienza a hacer frio,
cada noche se hace más larga.
Y no sé si aun te has dado cuenta.
Hace mucho tiempo que me aleje.

Y todas las cosas que nos mantienen alejados.
Me mantienen vivo…

Y todas las cosas que me mantienen vivo.
Me mantienen solo…

No sé si te has dado cuenta que algo te falta.
Como las hojas de los arboles, mi ropa en el suelo
y no sé si te diste cuenta.
Estabas dormida y sin hacer ruido cerré la puerta.

Y todas las cosas que nos mantienen alejados.
Me mantienen vivo…

Y todas las cosas que me mantienen vivo.
Me mantienen solo…

No sé si te has dado cuenta que hay algo diferente.

Realmente creo que no te das cuenta de nada.