¿Eres peligroso?

Tomó mi cuaderno cual niña recibiendo un regalo de navidad. Lo abrió sin orden descubriendo así, algún tomo de los “apuntes”.

Viernes 17 de Marzo

La veo bajar de la escaleras de manera apresurada, casi tropieza con el ultimo escalón. Toma de su bolso el Nextel que tiene la antena rota y comienza a hablar con receptor desconocido. Parece alguien cercano por los gestos que hace. Juega con su cabello mientras conversa con receptor “X”, me pregunto si será el o la misma con la que hablo el lunes. Algo ocurrió, cambio sus gestos, ahora parece algo enojada, como reclamando algo. Colgó, conexión terminada. Intento ocultarme tras mi periódico deportivo. Me ignora como siempre. Va de regreso a clase con mucha paciencia, demasiada paciencia. Se arregla el cabello antes de entrar y regresa a clase.

Tomó un poco de aire y por primera vez parecía que pensaba en lo que iba a decir. Puso cara de preocupada y me dijo:

- Tengo 3 definiciones para alguien como tu: Acosador, Secuestrador o estas mal de la azotea. No eres peligroso ¿no?
- No, respondí titubeante.
- Entonces ¿qué?
- Soy escritor.
- Ok, déjame entender, eres un escritor y lo único que hay en tu cuaderno son cosas que me involucran a mí.
- Parece que sí.
- Y ¿Por qué?
- Porque eres interesante.
- Me das miedo, pero tienes cara de mongo, así que debes ser inofensivo.
- Espero que no te equivoques. Le sonreí de con un tono y sonrisa malévola.
- Eres gracioso, no me aburres.
- Gracias.
- ¿Puedo pedirte algo?
- Dime.
- Cuando termines de escribir, quiero saber qué es lo que escribiste. Así que te obligo a que me enseñes la primera copia de tu libro.
- Ok lo haré.
- Bueno, me tengo que ir.
- Sí, yo también, ya es tarde.
- Chau
- Chau

Sospechosa

Se alejaba con su ya conocidos apresurados pasos y hablaba sola como preguntándose acerca de lo ocurrido. Intentaba explicarse tanta información, y en crear la excusa perfecta que le diría a la profesora por su tardanza. Al fin y al cabo, en eso era muy buena inventando excusas…

Llegué a casa con una extraña adrenalina en mi cuerpo. No puede ser posible que tantos meses de estudios sean incapaces de construir el perfil correcto que la defina. Es tan espontanea que nunca reacciona de la manera que espero. Tengo que escribir lo ocurrido el día de hoy. El primer encuentro…

La mañana siguiente fue casi una réplica del día de ayer, me encuentro aquí, sentado en la banca de siempre, con mi cuaderno de dibujo, con mi grabadora de bolsillo, cual detective en busca de mi principal sospechoso, en este caso… SOSPECHOSA. Sospechosa de haber robado toda mi atención y hacer que mis días se vuelvan más interesantes con solo verla. Y ahí estaba, tan puntual como siempre, siguiendo su horario al pie de la letra, saliendo de su clase de matemática con sus amigas de siempre, riendo, gritando y… ¿mirándome?

Desenvolvió un chupetín que guardaba en su bolso y se lo metió a la boca. Es imposible que se acerque a mí, la sospechosa principal está cometiendo un delito al acercarse y romper toda su rutina matutina al acercarse a mí. Ok Yael, piensa, ¿qué voy a decir? ¿Cómo la voy a saludar? Tengo muy poco tiempo para pensar ¿Qué hago? Dejaré que las cosas fluyan.

- Buenos días señorito raro.
- Buenos días.
- ¿Qué escribes?
- ¿Yo? Nada, solo… nada
- ¿me enseñas?
- No
- ¿Por qué?
- ¿Qué tal tu clase de matemática? Me cuentan que el profe se queda dormido en clase ¿es verdad?
- Cambiarme de tema de una manera tan grosera no me gusta para nada, deberías también agregar eso a tus apuntes.

Estoy en problemas, mi YO estúpido ha cometido un grave error, como no me di cuenta de que lo que más detesta es que no le contesten. TONTO, TONTO, TONTO.

- Escribo un libro.
- ¿Acerca de mi?
- Eres parte del libro
- Cobrare mi parte cuando seas un escritor famoso entonces.
- Estas en todas ¿no?
- En toditas.
- Ya veo.
- ¿Cómo está tu nariz?
- Parece que mejor, como que me la has enderezado un poco. Gracias, me ahorraste una visita al cirujano.
- También me debes por eso entonces.
- Parece que si
- ¿Ahora si me vas a enseñar lo que escribes?
- ¿No te vas a reír?
- Depende
- Ok, entonces olvídalo.

Me muestra su puño con una malévola sonrisa.

- Ok, me siento amenazado. Toma, léelo.
- Ok, así me gusta.

Medio poético, medio soñador y medio estúpido.

Sonreí de la manera más incomoda por verla a mi lado mientras la enfermera limpiaba mi sangrante nariz y me daba un poco de alcohol para oler. Estuve tan distraído por la situación que olvide todas las cosas que tenía que hacer. ¿Pero qué actividad más fructífera en mi vida que haberla conocido? Aunque fue un primer encuentro muy intenso, se que nunca se olvidará de cómo nos conocimos. Es hora de utilizar mis apuntes a mi favor y dejar de ser tan misterioso. Eso creo.


- ¿Por qué me miras tanto? No te han enseñado que se siente incomodo que te miren así.
- Te miro porque eres interesante.
- Ok. Esa fue una respuesta inesperada.
- Tú también eres inesperada ¿no? Muchas veces te dejas llevar por tus emociones, por tus impulsos y te olvidas de aquellas reglas que mantienen la SEGURIDAD e INTEGRIDAD de las personas, por no mencionarme a mí, como ejemplo.
- Tu sarcasmo y tus indirectas son realmente patéticas.
- La sonrisa en tu rostro dice todo lo contrario. Si me permites darle una descripción a tus pensamientos, diría que te gusta que te tomen atención y dices las cosas sin pensar, aun sabiendo que luego te puedes arrepentir.
- ¿Qué? ¿De qué hablas? No te entendí nada.
- Olvídalo…
- No, no lo voy a olvidar.
- Ok, no lo olvides.
- No te conozco y ya te comienzo a odiar ¿sabes?
- Yo creo que te parezco interesante.
- ¿Así?
- Si, por que rompo todo esquema que tienes acerca de los hombres.
- Explícate.
- No encajo en el perfil que le has designado a la mayoría de chicos que conoces. Eso me hace interesante. Eso no te ha permitido irte y seguir a mi lado aun después de que mi nariz ha dejado de sangrar.
- Eres medio poético, medio soñador y medio estúpido. ¿Lo sabes no?
- Ahí… un poco de todo. Una combinación de todos los adjetivos positivos y negativos que quieras, pero no dejo de ser interesante.
- Eres inter ESTRESANTE, eso es lo que eres.
- Jaja, que buena! Así que inter estresante ¿no? Ya ves… eso es lo que me gusta de ti, que eres original, dices cosas que no espero y que no puedo predecir.
- Me asustas, eres muy raro.
- Raro, especial, es lo mismo ¿no?
- No, especial es algo bonito. Tú eres raro.
- Ok, creo que lo aceptare.
- Bueno, me voy, ya es tarde y tengo que ir a clase.
- A clases de cocina ¿no?
- … (Sus ojos entre cerrados me analizaban en busca de respuestas del porque sabía tanto de ella)
- Me llamo Yael.
- Soy Yatzi, un gusto.

Increíblemente idiota

Rodeados del charco de sangre originado por mi herida nariz. Levanto la mirada tratando encontrar consuelo en sus bellos ojos y en su inesperada acción. Si ese es el precio de su atención, una nariz rota o algunos litros de sangre de alguna vena rota de mis orificios nasales eran válidos.
Ella seguía ahí, pero sus gestos habían cambiado. Se le notaba que se sentía culpable, y un poco más tranquila.

- Lo siento.
- Jaja, no te preocupes, yo me lo busqué.
- Cállate y toma. ( Me alcanzo de su bolso un poco de papel)
- Gracias, sabía que me ayudarías.
- Ajj, ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Lindo?
- No, Increíblemente idiota.
- Increíblemente idiota suena lindo dicho por tí.
- Deja de decir tantas estupideces y vamos al tópico.
- Ok
- Ok
- Ok…
- Párate pues idiota.

Me tomó del brazo cual herido en batalla. Nunca me sentí tan indefenso en las manos de una mujer.

- Deberías dejar de mirarme
- ¿Por qué lo haría?
- Para que no regreses al tópico
- ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Linda?
- Si, linda y graciosa
- Lo digo por tu seguridad.
- Ok, lo anotare en mis apuntes sobre tí.
- ¿De qué hablas?
- De nada, olvídalo.
- Ok señor olvídalo, tu también olvídame.
- Imposible.
- ¿Qué es imposible? ¿Por qué tus conversaciones no pasan más allá de 4 palabras?
- Imposible olvidarte, Y por que así soy.
- Mejor no digas nada y deja que la señorita te cure, creo que tu cerebro se está debilitando de tanta sangre que has perdido.

Mi vicio

Ojos cristalizados, mirada atenta a un punto fijo… TÚ

Observo cada movimiento, cada gesto, cada señal de contacto espacial entre nosotros. Analizo tus palabras, la dulce entonación que le das a cada una de tus frases incitan mi curiosidad por escuchar mas… Y más…

Escucho tu agitada respiración, el movimiento de tus labios cuando intentas explicar razones por las cuales no estás conforme. Las dulces arrugas advierten tu inminente enojo. Tus ojos lanzan misil teledirigido a mi vista que no se intimida a la furia de la tuya. Y te veo, te sonrío…

Y me quedas mirando con la intriga e impotencia de no poder decir ¿Qué miras? Me aprovecho de la distancia, de mis sarcásticos gestos, de la lejanía de nuestros cuerpos para seguir mirándote descaradamente como un perturbado acosador con ganas de ti. Muchas ganas de ti…

Tan impredecible como siempre. Te acercas incontrolable por tu furia, por tus ganas de desquitar todo impulso contra mi ser. Los 30 metros de distancia cada vez son más cortos. No había barrera alguna que limite tu apresurado paso a mi encuentro. 15 metros que te alejan de mi, empujas, reniegas en silencio, me maldices en secreto. A 5 metros de distancia te ves más hermosa, más desafiante, más interesante.

¡Zas! (Cachetada inesperada)
- ¿Qué miras idiota?
- Nada, respondí… muy seguro de que mi respuesta la alejaría.
- Entonces busca tu “NADA”, en otro lugar que no sea yo.
- Lo intentaré, le dije.
- No lo intentes mucho y ¡hazlo! O si no…
- O si no ¿Qué?

Me enseñó su delicado puño en signo de amenaza. No pude evitar sonreír a tan seductiva amenaza.

- ¿Que no me crees?
- No, si te creo.
- Ya estas avisado.
- El turquesa te queda muy bien. Mejor que el morado que usabas ayer y que el rosado que usaste el lunes.
- ¿Qué?
- Lo que escuchaste.

¡Zas! La sangre en el suelo tras bajar la mirada me percato de que había sido herido intencionalmente. Mi nariz sangraba a chorros.

Esos amores

Reencuentro
Sus palabras abrieron una profunda herida que ya estaba casi cicatrizada. La última frase de despedida que pronunciaron sus labios no fue un ADIOS. Fue un TE QUIERO. Despertando en mi interior un torbellino de emociones que tú conoces muy bien. Sabes tantas cosas de mí que contigo no puedo aparentar, conoces mis debilidades, aceptas mis defectos, celebras mis logros, recuerdas esos momentos tanto como yo.

Esos amores que son rápidos e intensos.

Una frase que describiría perfectamente lo que hubo entre tú y yo. Una historia que a pesar de los años y de la distancia aun nos ha dejado ese sabor de besos a chocolate. Esos abrazos interminables y la inocencia de dos adolescentes unidos al desenfreno de un nuevo sentimiento encontrado que te llena de angustia, de nervios de ternura, de amor.

Dream inside a dream

He perdido noción entre la realidad y mis sueños y creo fielmente que tienes algo de culpa. Este momento es conocido. He llegado a creer en que lo hemos vivido antes. Tú allá, yo aquí. Aferrados a un sentimiento el cual ambos sabemos que es imposible, que es peligroso. Pero seguimos aquí, seis años después de ese primer encuentro. 5 años después de ese primer beso. 4 años después de esa primera lagrima. Vivimos en un mundo paralelo y aunque somos dos distintas personas en la actualidad. Ambos guardamos nuestra historia con recelo. Eres el sueño del sueño de la realidad que aun sueña contigo.

Confesiones

No era la primera vez que lloraba frente al monitor. Mis dedos escriben con agiles movimientos frase tras frase en una búsqueda desesperada por respuestas. Esta noche te enteraras de cosas que no te conté antes. Sabrás lo importante que fuiste y eres para mí. Hoy me doy cuenta y aunque sabemos que es tarde, es bueno saberlo. ¿Recuerdas esa cerca de metal que nos alejaba? Hoy metafóricamente, esa cerca son los kilómetros de distancia que me alejan de ti. Y esos destellos de romanticismo como cruzar la calle por una flor que te haría sonreír. Todos esos recuerdos, hoy formaron una historia. Y no cualquier historia, porque de esas hay muchas. Historias de amor para los románticos, historias de dolor para los emocionales. Esta, es nuestra historia.

Yo también te quiero mucho.

Sonrisita

Sus Delgados labios dibujaron una delicada “U”, sus pequeños dientes y los gestos hermosos que formaba al sonreír captaron nuevamente mi atención. La mire infinitas veces tratando de imaginar lo que ella pensaba, aquellos secretos de amor, mares de sentimientos, que su sonrisa guardaba. Sus ojos, delineados por un perfecto trazo angelical, brillaban tratando de hablar. Me miraba de “esa forma” tan especial, y aunque sentía que gritaban, no podía escuchar. Tal vez, no quería escuchar. Hice caso omiso a mis instintos y me deje llevar, con el frío de la noche, empecé a soñar. Fruncía las cejas como cuestionando mis inexplicables frases que se atropellan unas a otras. Aun sigo analizando cada movimiento tuyo, intentando buscar un indicio para pensar en cuál será mi próximo movimiento, pero no logro entender tus gestos, tu miraba es confusa, tu sonrisa es confusa, sus frías manos son confusas, tus pies que juegan con los míos son confusos, tus palabras son confusas, no logro entender tu mensaje. Quizá algún otro idioma en comunicación gestual y corporal usas.

Sonrisita pregunta, si por algún motivo yo me alejaría.
No se la respuesta, casi nunca se las respuestas. Solo digo lo que pienso en ese momento, lo que mi corazón dicte, mis cuerdas vocales transmiten. Así nos hemos acostumbrado, a decir lo que pensamos y guardar lo que sentimos. Esta noche es especial, sus ojos brillaron no con ganas de llorar, quizá con ganas de reír, de pedir que no me vaya, que me quede un rato mas, sus ojos brillaron de felicidad. Pude sentir a nuestro alrededor esa aura mágica que envuelve a los que están enamorados, aquellas valientes personas que aun sueñan con ese adjetivo embarrado por el tiempo. Se escuchó el silencio, luego risas, confesiones y silencio nuevamente. Tengo ganas de abrazarla pero no puedo, no tengo la valentía suficiente para hacerlo, no tengo miedo, pero soy cobarde, no tengo vergüenza, mi cuerpo tiembla, es el frío de repente o la falta de coraje para enfrentar esta situación que me enfrenta a lo que siento.

Sonrisita no toma nada enserio.
Sus ganas de rechazar todo intento de acercamiento, me ha obligado a hacer un cauteloso estudio. Recopilando información, extraídas de frases y confesiones escuchadas, pude llegar a la conclusión de algunas bases elementales en la formación y situación actual de sus sentimientos y requerimientos.

He logrado hacer una lista mental de las peticiones que ella me da.

Pide que no le mientan.

Poco floro.

Me pide ser diferente pero no sabe cómo.

Busca seguridad.

Busca sueños.

Escuchar música.

Leer una historia más.


Sonrisita me vuelve a sonreír, mientras me alejo. Esta noche es especial, esta noche es diferente. Ella se despide. Con una clara idea en mente.




Regresa pronto…

Recuérdalo


Lunes 16 3:06 am

Una repentina llamada al celular me levanto de un profundo sueño.

- Joan?
- ¿Quién es?
- Soy yo, Alea. ¿Estabas dormido?
- Parece que ya no. ¿Dime que paso?
- No puedo dormir, tengo miedo.
- Y me llamas para que te cuente una historia en la madrugada.
- No, tonto. Tú sabes porque te llamo.
- Olvídalo. No vamos a hablar de eso.
- ¿Eso? Maldita sea. Siento que todo el mundo me mira, que todos saben.
- Esta en tu cabeza. Debes ser fuerte.
- Es que no puedo. No puedo…
- Acaso el merece que te sientas así?
- No
- ¿Entonces?
- Esa no era la solución Joan, pudo haber terminado diferente. Ahora lo están buscando y quizá nos encuentren pronto. Que le diré a mi mama. Que pasara con mis estudios?. Solo tengo 20 años.
- Nadie lo va a buscar, no seas tonta. Nadie extraña a los parásitos. No va a pasar nada. De eso nos encargamos lo recuerdas? No hay rastros, no volverá a aparecer, nadie sabe.
- Yo no lo maté. Fuiste tú.
- Deja de llorar. Pero piensa bien en lo que dices. Yo lo hice por ti. Por nosotros. Yo no tenía nada contra él. Tú me lo pediste y yo lo hice.
- Me estas culpando?
- No. Nadie es culpable de las cosas que pasan. Ya pasó deja de pensar en eso.
- Tan fácil no?
- No. Pero no nos conviene hacerlo más difícil.
- Te necesito. No voy a poder sola con esto.
- Y acá estoy. No he desaparecido.
- Tienes que venir.
- Nos vemos mas tarde. Necesito descansar.
- Ok. Descansa.
- Algo más.
- Si, dime.
- Te quiero.

I’ve killed someone...


It was the best for all of us, nobody will miss him, and he was a threat for the people so I managed to keep him quiet. He was the only one who knew the real "truth". Now you have to help me to hide the body.

He golpeado tantas veces su cuerpo que me duelen las manos. Estoy completamente seguro de que ya no respira, ya no se mueve, ya nada. Intentare levantar su cuerpo ensangrentado pero en donde lo pongo? como lo escondo? como lo llevo sin dejar un charco de sangre por cada lugar en el que esté?

Bueno. Seguiré pensando en donde esconderlo. Pero debes ayudarme. Anda! ve! Trae tu carro que no podemos tenerlo mucho tiempo aquí. Pronto llegaran los otros y preguntaran lo ocurrido. Y esas respuestas no estás dispuesta a contestarlas ¿verdad? No. No ahora por lo menos. Apúrate! ¿Qué esperas?
Así como esta no podremos llevarlo. Traeré las bolsas y las cuchillas. Ayúdame a despedazarlo. No deberías llorar. Es lo que querías no? Deseaste día y noche que desapareciera. Y desaparecerá. Lo desapareceremos. Espera. Ya te pusiste los guantes? Te amarraste el cabello? No puede haber rastros de que tú y yo estuvimos aquí. Ven rápido apresúrate!

Son 5 bolsas. Conozco un lugar cerca del bosque en donde la gente deja su basura. En algunos días enterraran ese huelo a causa de la pestilencia y las ratas que a traído. Es el lugar perfecto. Entonces vamos. Ya está todo limpio. Ya es tarde y pronto será hora de amanecer en nuestras casas antes de que se pregunten a donde hemos ido. Pesa más de lo que creí, Una, dos, tres… ¡Pum! Ya va uno faltan cuatro más.

Le di un último vistazo a las bolsas antes de irme. Las ratas de inmediato trataron de apoderarse de ellas como si supieran que la cena estaba servida. Pestilencia de roedores caníbales capaces de alimentarse de la carne de una rata. El silencio de regreso a casa fue sepulcral. Ella no dejaba de llorar mientras yo intentaba en la excusa que le daría a mama por haber llegado tan tarde. Algo de se me ocurrirá pensé. Ahora solo necesito un baño y descansar. Vaya noche que pasamos.

La abrasé en nuestra despedida. Intente reconfortarla con las conocidas palabras de aliento cuando alguien tiene un problema. No esta clase de problemas. Sé que nada la tranquilizara por ahora. El llanto le cortó el habla así que solo atiné a decirle que sea fuerte.