Increíblemente idiota

Rodeados del charco de sangre originado por mi herida nariz. Levanto la mirada tratando encontrar consuelo en sus bellos ojos y en su inesperada acción. Si ese es el precio de su atención, una nariz rota o algunos litros de sangre de alguna vena rota de mis orificios nasales eran válidos.
Ella seguía ahí, pero sus gestos habían cambiado. Se le notaba que se sentía culpable, y un poco más tranquila.

- Lo siento.
- Jaja, no te preocupes, yo me lo busqué.
- Cállate y toma. ( Me alcanzo de su bolso un poco de papel)
- Gracias, sabía que me ayudarías.
- Ajj, ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Lindo?
- No, Increíblemente idiota.
- Increíblemente idiota suena lindo dicho por tí.
- Deja de decir tantas estupideces y vamos al tópico.
- Ok
- Ok
- Ok…
- Párate pues idiota.

Me tomó del brazo cual herido en batalla. Nunca me sentí tan indefenso en las manos de una mujer.

- Deberías dejar de mirarme
- ¿Por qué lo haría?
- Para que no regreses al tópico
- ¿Siempre eres así?
- ¿Así como?, ¿Linda?
- Si, linda y graciosa
- Lo digo por tu seguridad.
- Ok, lo anotare en mis apuntes sobre tí.
- ¿De qué hablas?
- De nada, olvídalo.
- Ok señor olvídalo, tu también olvídame.
- Imposible.
- ¿Qué es imposible? ¿Por qué tus conversaciones no pasan más allá de 4 palabras?
- Imposible olvidarte, Y por que así soy.
- Mejor no digas nada y deja que la señorita te cure, creo que tu cerebro se está debilitando de tanta sangre que has perdido.

0 comentarios:

Publicar un comentario