Querido poeta


Aunque esta carta parezca un reclamo créame no lo es. Desde hace ya algún tiempo no he vuelto a saber de usted. No sé si ya encontró mi reemplazo quizá deje de ser una buena compañía y se canso de mí. A pesar de todo, yo sigo a tu lado mi querido poeta. Te sigo acompañando por horas, por semanas y a todo lugar que vas.
Es muy triste saber que nuestra relación no era imprescindible para que usted siga escribiendo historias tan bonitas. Sonrío al pensar que quizá, estoy reencarnada en tu nueva razón para soñar, para amar, para creer, para querer, para sentir, para escribir.

Recordare siempre todos los momentos en los que estuvimos juntos y no existía nadie más que los dos, tú me mirabas, me sonreías, a veces llorabas y me hablabas. En cambio, yo, te cuidaba, te acompañaba y te abrazaba.

El injusto tiempo y las pocas probabilidades de que te quedes conmigo para siempre son casi nulos, he aprendido a resignarme. No es la primera vez que me sucede. Siempre me utilizan de la misma manera. Me conocen como inspiración y luego me dejan de lado sin motivo, sin razón.

A esto, le agrego el hecho de que usted, es un ser humano, lo cual lo hace vulnerable a los sentimientos. No tengo nada que reclamarle mi querido poeta. Sé que aunque ya no me miras como antes, siempre escribes en mi compañía, te puedo ver a lo lejos desde tu ventana como creas párrafos con tu única herramienta conocida. Tu imaginación.

Tienes que saber que nunca dejare de ser tu eterna compañera mi querido poeta.

ATTE

La noche.

1 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Maravilloso!!! Una carta de amor, ese amor incondicional que nos regala a quienes jugamos con las letras esa misteriora dama que se esconde en la oscuridad, llamada noche.

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