Antes del accidente


El viento corre.

La brisa del mar de esta oscura noche me frisa los labios y dificulta mi risa.
Me siento tan libre, la velocidad me tranquiliza, siento como si volara. Cierro mis ojos tratando de envolver mi vida con la música que esta a todo volumen.
Recuerdo haberme despedido de mis padres de la manera más fría posible, la oportunidad de escapar al sur buscando un poco de tranquilidad parecía tan atractiva. La ocasión perfecta para escapar de mis problemas y recordarles que aunque sea importo un poco.

No era el momento de recordar mis problemas. Viernes por la noche, jóvenes en el auto, música a todo volumen y corremos como si el carro fuera a despejar. Los problemas de lado y comenzare a disfrutar. Disfrutar de mi juventud, de mi vida, de mis ganas, de mi fuerza. Abusar de la noche, abusar de mis ahorros, abusar del alcohol.

Miro el reloj, 20 de Diciembre, 1:48 de la mañana. Aun estamos lejos de nuestro destino. El conductor trata de conversarme para no quedarse dormido, empezamos a hablar realmente de cosas sin sentido. La velocidad de una camioneta que pasa sin precaución a lado nuestro hace tambalear el auto.

! ¡Alcánzalo! los pasajeros gritamos con júbilo. La intrépida sonrisa del conductor nos daba la confianza de que pronto podríamos alcanzarlo. Esquiva carros cual corredor de autos profesional, su reciente experiencia en piques legales e ilegales le daba algo de experiencia en las carreteras. No fue suficiente.

Mis labios están resecos, el pesado olor a gasolina, humo y sangre no me dejan respirar. Siento miedo, preocupación y las fuerzas casi se me han ido. Grito por ayuda para darme cuenta que nadie me escucha, gritos mudos que exigen ser odios, ¡solo por esta vez! ¡Por esta ultima vez!

Cierro mis ojos esperando que el dolor pasara, que todo fue un sueño y pronto acabara. No siento mis piernas, no siento mis brazos, mis dedos se mueven con dificultad tratando de buscar el celular que guardo en el bolsillo derecho de mi short. Esta destruido. Me quedo dormido.

Los gritos desesperados de mi madre y las sirenas policiales me levantan de repente, escucho muchas voces, algunas conocidas, otras no tanto. ¡Está vivo! escucho al jefe de policía señalándome con una fría mirada en sus ojos. Como por acto inmediato los bomberos intentan auxiliarme. Los fierros retorcidos y la humedad que enfría mi pecho mojado en sangre me hiela hasta los huesos. Aguanto el dolor y me impulso fuera del auto para dar un último grito desesperado de dolor.

Mi madre intenta acercarse, mi padre no logra asimilar este acontecimiento, esta como en shock, mi hermana, mi hermanita no logra contener el llanto y me busca con sus ojos mi mirada desesperada.

Estoy en la camilla con un destino incierto, algo confundido, desubicado, trato de preguntarle a quien me escuche
-¿En dónde estoy?
-¿a dónde me llevan?
-¿En dónde está mi mama?
-Deberías descansar, ellos están bien y nos darán el encuentro en la clínica.
-¿Mis amigos?
-Lo siento, tienes suerte.

Cierro los ojos de cansancio, mi sub-consiente trata de convencerme que todo estará bien que solo estoy confundido y mañana todo estará mejor, podre encontrarlos mañana temprano en la universidad y recordar este suceso como una prueba de vida que todos pasamos.

El viento corre.

Quizá, mucho mas rápido que nuestras vidas.

2 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Excelente, transmite a la perfección lo que pretendés transmitir.
Cariños.

ZeroZ dijo...

Muchas gracias Sol.

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