Nymph






Muerde desgarrando mi piel de placer,
motivando mis sentidos al crepúsculo del amanecer.
Se retuerce con espasmos disfrutando el dolor,
revelando sus montañas y abismos rebosantes de sabor.

Araña con fiereza hasta derramar sangre sobre el lecho
desprendiendo su alma, alejándose del cuerpo deshecho.
Leales a nuestro engaño, leales a nuestro destino
Le excita el peligro, lo oculto, lo clandestino.

Despiadadas sus piernas, despiadados sus muslos
me retienen atrapado como gotas de lluvias en las nubes del cielo.
Bebe del almíbar de mis besos, se moja en el manantial de nuestros cuerpos
gozando el movimiento, aullando el placer interno.

Se despide con la mirada, en silencio. Mi ninfa amada


1 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Eres como el Guadiana, que aparece y desaparece.

Un saludo

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