Mi visita al manicomio

Es la cuarta vez que visito la clínica este año. El motivo de mi enclaustro fue claro, mi constante tic nervioso ha desesperado a los que me rodean y han decidido nuevamente internarme hasta controlar mi ansiedad. En este lugar ya me siento como en casa, todos van por ahí en lo suyo y me dejan por acá en lo mio. Mis visitas están cargadas de nostalgia por parte de las personas que se preocupan por mi pronta recuperación y de alivio por parte de las personas que desean que pase el resto de mis días aquí. En este lugar han ocurrido cosas extrañas estos últimos días, la falta de ¨medicina¨ ha obligado a las enfermeras a utilizar medidas inhumanas de tratar ha algunos de mis compañeros. Yo sigo esperando pasar desapercibido por las cámaras  que supervisan cada uno de los salones que visito, evitando ser visto haciendo cosas normales. El jardín de la clínica es mi lugar favorito, ahí es donde recibimos a nuestros familiares y a todos los que aun recuerdan que existimos, no es raro encontrarte con dramáticas escenas de olvido que se trepan por los arboles, anidados en recuerdos y cartas no leídas en el buzón de correspondencia perdida. Tanto tiempo para pensar, tanto tiempo para explicarme ¿Qué hago yo aquí?.

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