Fearless

Cuéntame desde cuando no sientes temor a nada.Te atreves y vas por mas, no crees en limites, vives sin miedo.

Creo que fue hace muchos años, cuando aún era un niño. Recuerdo los gritos de mamá cuando algo me sucedía, perdía totalmente el control y no sabía que hacer. No estaba hecha para ver a su hijo en sufrimiento, le daba crisis de pánico y recriminaba mi falta de percepción al peligro. Tenía razón en darme unos buenos manotazos para aprender a tener miedo, pero mi miedo se convertía en risa y luego en carcajadas. No me considero masoquista, los accidentes suceden, si no es ahora quizá luego. No te imaginas como miraba papá cuando aún sabiendo que algo me pasaría, me dejaba sentir dolor para aprender de mis errores, eso me llevo a reconsiderar los limites y buscar algo mas allá de lo peligroso, el dolor era parte del juego, comenzaba poco después de sentir que las posibilidades se agotan y debes tomar alguna decisión, antes de comenzar a sentir un aire frío rozando la nuca, debes aprender a a confiar no solo en la suerte o tus instintos, confiar en todo. Y en alguna de esas cosas encuentras otras emociones que al contrario de hundirte, te levantan. Así es como vas perdiendo el miedo.

1 comentarios:

Liz Pasco dijo...

Mi memoria a largo plazo trabaja y me haces recordar: la función del miedo en el ser humano (etología).

¿Para qué sirve?

Como mecanismo de supervivencia.

Tener miedo sirve también para sobrevivir en los animales.

El ser humano (que siempre intenta dejar de lado sus rasgos animales)juega a buscar el límite, el umbral, la señal que diferencia el sobrevivir y VIVIR.

Publicar un comentario