Sky



La abogada más dulce que pude conocer, las únicas leyes que conocía eran del amor y del anochecer. Vestía siempre formal para toda ocasión, segura de sí misma en cada decisión. Le gustaba el jazz, y fue así como como la conocí, disfrutando del saxo mientras tomaba una cerveza, la llevé a mi casa horas antes de que amanezca. Dijo que se llamaba Sky, y no volví a insistir en el tema, el roze de sus labios me llevaron a juicio, me declaré culpable por amarla solo una noche, condenándome a una pena de horas de sudor y pasión entre sus brazos. Perdió el juicio entre mis sábanas, sus defensas no fueron suficientes ante las pruebas de amor que yo mostraba. La luna, como única testigo, olvidó el libreto y se dedicó a mirar cómo la mejor abogada del medio se entregó a la noche y se dejó amar.

0 comentarios:

Publicar un comentario