A ella, la que escribe.



Empezaste a escribir cuando sentiste que algo te faltaba, no necesariamente alguien, pero algo. Estabas sentada  empuñando el lápiz garabateando la hoja antes de escribir esos primeros párrafos que no tenían sentido ni relación uno con otro, te encantó hacerlo. Te apasionó la idea de jugar con las palabras y tu imaginación para rodearte de un mundo nuevo creado por ti, en un espacio creado por ti, con personas, lugares, sentimientos, colores, sueños, historias... todo creado por ti. Es verdad que todo lo que escribes lleva partes de ti, como si de un rompecabezas se tratara, debo unir las piezas para conocerte de verdad, todo esta cifrado, oculto, entrelineas. Te he leído tantas veces y tantas veces me has sorprendido, tantas veces me has llevado a lugares nunca vistos y a sentir lo que nunca imaginé sentir. Recuerdo una historia en la cual escribías acerca de lo que tu y yo vivimos, no puedo negar que tienes la capacidad una capacidad de detallar cada segundo de nuestras vivencias y hacerlas interesantes aunque solo de pequeñas cosas se tratara. Te admiro por la devoción que le tienes a las letras y la disciplina por no dejar de hacerlo incluso cuando estas cansada. Ya sabes, no existen limites en el mundo de las letras, todo lo que imagines y quieres que otros imaginen lo puedes lograr, nos leemos pronto.


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